Lynn Loud Jr., capitana de su equipo de fútbol, es forzada a tomar clases de ballet, lo que la lleva a convivir con Giselle Westwood, su compañera en la escuela, una sofisticada bailarina, que es prejuzgada y molestada por Lynn. Aunque al principi...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Giselle respiró hondo antes de entrar a la escuela. Después de una semana sin asistir, sentía cómo el peso de todo lo que había pasado la aplastaba un poco más cada vez que se acercaba a la puerta del aula. Durante esos días, había pasado la mayor parte del tiempo en su habitación, sumida en una tristeza que ni siquiera ella entendía del todo. La indiferencia y frialdad de Lynn la habían afectado más de lo que quería admitir.
Había salido un par de veces con Jack para despejar su mente, intentando distraerse de lo que sentía. Jack siempre sabía cómo hacerla reír, aunque a veces notaba que la sonrisa en su rostro no llegaba a sus ojos. A pesar de sus esfuerzos, algo en el fondo de Giselle seguía vacío. Las visitas diarias de sus amigas Alicia y Emma eran lo único que la mantenía conectada a la realidad. Ellas trataban de animarla, pero evitaban mencionar el nombre de Lynn, sabiendo que eso la derrumbaría aún más.
Lynn, por otro lado, se había sumido en un silencio total respecto a Giselle. Ni Paula ni Margo sabían el motivo exacto, y cuando alguien trataba de tocar el tema, Lynn simplemente se cerraba más. La tensión entre ambas era palpable, tanto que la maestra había decidido extender el plazo de entrega del trabajo en pareja para ellas, consciente de que algo serio estaba ocurriendo, y sobre las clases de ballet, Giselle le dijo a madame Claire, que tendría que dejar de ayudarla un tiempo por motivos personales, al mismo tiempo Lynn dejo de ir, lo que provoco que la suspendieran temporalmente del fútbol hasta que retome las clases de ballet.
Al llegar al aula, Giselle sintió cómo las miradas de sus compañeros se posaban sobre ella. Algunos susurraban, otros la miraban con lástima. Intentó ignorarlos mientras se dirigía a su asiento, junto a Alicia y Emma, que le dedicaron una sonrisa cálida y tranquilizadora.
- ¿Cómo te sientes? - preguntó Alicia en voz baja.
- Un poco mejor, supongo - respondió Giselle, aunque sus ojos mostraban otra cosa.
- Te echamos de menos, ya sabes - dijo Emma, dándole un pequeño empujón en el brazo. - No ha sido lo mismo sin ti.
Giselle sonrió ligeramente, pero el recuerdo de Lynn ignorándola durante toda la semana aún la perseguía. La situación entre ellas se había vuelto insostenible, y nadie en la escuela entendía por qué. Ni siquiera Giselle.
La campana sonó, interrumpiendo sus pensamientos. La clase comenzaba, pero todo lo que Giselle podía pensar era en cómo enfrentaría el día.
Cuando el timbre del recreo sonó, Giselle salió al patio acompañada por sus amigas. Emma, siempre la más parlanchina del grupo, intentaba hacerla reír con historias de lo que había pasado en su ausencia, mientras Alicia escuchaba con atención, pero Giselle permanecía en silencio, sus pensamientos volviendo a aquella semana que había pasado con Jack, quien, de alguna manera, lograba hacerla sentir un poco mejor, aunque fuera temporalmente.
De repente, Jack apareció, caminando hacia ellas con su característico aire de confianza. Se acercó y saludó a las tres con una sonrisa, pero su atención se centró en Giselle.
