Capítulo 31: Monopolio y Mensajes

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La cena avanzaba tranquilamente entre anécdotas, risas y bromas familiares. Las familias White y Moore se sentían más conectadas que nunca, disfrutando de la calidez de la cabaña mientras afuera el frío se intensificaba. Después de los postres, alguien sugirió un clásico: ¡jugar al Monopoly! Las sonrisas se extendieron por las caras de todos cuando sacaron el tablero y comenzaron a organizar las piezas.

Bengy, como siempre, tomó el mando del juego con su usual entusiasmo, bromeando sobre cómo iba a "quebrar" a todos. Kaithyn, divertida, se colocó a un lado del tablero, mientras Jeireth se sentó frente a ella, justo en la otra esquina. Las bromas volaban por todos lados, mientras los dados rodaban y las propiedades se compraban. Jeireth la observaba disimuladamente cuando ella se concentraba en el juego, encantado con su forma de fruncir el ceño cuando las cosas no le salían bien.

En medio del juego, Jeireth recibió un mensaje en su teléfono. Lo tomó rápidamente, observando que era de Emmy, su novia. Una pequeña sonrisa cruzó su rostro mientras leía el mensaje, pero Kaithyn lo notó al instante. Sin decir una palabra, volvió su atención al tablero, intentando que la incomodidad no la afectara. Se decía a sí misma que no tenía por qué sentirse así, pero no podía evitarlo.

Jeireth levantó la vista tras responder el mensaje, encontrándose con la mirada de Kaithyn, quien rápidamente fingió estar interesada en su turno en el Monopoly. Sin embargo, por dentro, algo se desmoronaba. Las esperanzas que había estado alimentando en su mente, esas ilusiones que empezaban a surgir, ahora parecían absurdas. ¿Qué estaba haciendo? ¿De verdad esperaba algo de Jeireth? Sacudió la cabeza ligeramente, intentando borrar esos pensamientos.

"Tu turno, Kaithyn", dijo Jeireth, su tono neutral, sin ninguna señal de la conversación que acababa de tener.

Kaithyn lanzó los dados, pero su mente estaba muy lejos de ahí. Mientras avanzaba su ficha en el tablero, su corazón latía un poco más rápido de lo normal, confundido por sus propios sentimientos y la situación que se le presentaba. Jeireth no era para ella, se repetía. Y sin embargo, el simple hecho de saber que él seguía atado a Emmy, aunque fuera en ese pequeño gesto de un mensaje, la ponía incómoda.

El juego continuó, pero para Kaithyn, la noche ya había cambiado de tono.

Después de los postres y la emocionante victoria de Bengy en la partida de Monopoly, todos en la cabaña comenzaron a retirarse a sus habitaciones, agotados pero contentos. Sin embargo, Kaithyn no podía dormir. Después de lo que había sucedido durante el juego, con el mensaje de Emmy y sus propios sentimientos contradictorios, su mente estaba completamente revuelta. Mientras el resto de la familia se sumergía en el sueño, Kaithyn se quedó en la sala de estar, mirando por la ventana que daba hacia el monte nevado. La vista era hermosa, la nieve caía suavemente y todo parecía calmo, pero dentro de ella se sentía todo menos tranquila.

El único resplandor en la sala provenía del árbol de Navidad decorado con luces suaves, creando un ambiente acogedor, aunque para Kaithyn se sentía vacío. La paz exterior contrastaba con el torbellino de emociones que sentía en su interior. La confusión y el peso de sus propios pensamientos le impedían relajarse. ¿Por qué se sentía tan afectada por el mensaje de Jeireth? ¿Por qué le importaba tanto si él tenía novia? Era evidente que había desarrollado sentimientos por él, pero eso solo complicaba todo más.

Mientras ella estaba inmersa en sus pensamientos, Jeireth tampoco podía dormir. La victoria en el Monopoly y las risas familiares no habían sido suficientes para calmar la inquietud que sentía. Sabía que algo estaba mal entre él y Kaithyn, y eso lo mantenía despierto. Incapaz de seguir acostado, decidió salir de su habitación. Caminó hasta la puerta de la habitación de Kaithyn y la tocó suavemente, pero no recibió respuesta. Al notar la luz tenue que venía desde la sala, decidió bajar y fue allí donde la encontró.

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