El sábado por la mañana, Kaithyn disfrutaba de un sueño profundo cuando el ruido ensordecedor de una máquina cortacésped la despertó abruptamente. Gruñó de frustración, sabiendo perfectamente quién era el culpable.Se levantó de la cama, todavía adormilada, y se dirigió a la sala en pijama. Abrió la puerta principal y se acercó a la cerca que dividía su casa de la de Jeireth. Ahí estaba él, cortando el césped con una expresión claramente satisfecha.
—¡Oye, Jeireth! —gritó Kaithyn, tratando de hacerse oír por encima del ruido de la máquina.
Jeireth la miró y sonrió burlonamente. —Bonita pijama de Hello Kitty —dijo con sarcasmo, disfrutando visiblemente de la situación.
Kaithyn cruzó los brazos, tratando de no dejarse llevar por su ira. —¿Podrías hacer menos ruido? Estoy tratando de dormir.
Jeireth se llevó una mano al oído y fingió no escucharla. —¿Qué dijiste? No te escucho.
El rostro de Kaithyn se tornó rojo de ira. —¡Dije que podrías hacer menos ruido! —gritó, pero Jeireth siguió con su acto de no escucharla.
Enojada y sintiéndose impotente, Kaithyn dejó escapar un grito de frustración. —¡Eres un idiota, Jeireth! —gritó antes de darse la vuelta y regresar furiosa a su casa.
Cerró la puerta con fuerza y se dejó caer en el sofá, tratando de calmarse. Sabía que Jeireth estaba disfrutando de molestarla, y eso solo la enfurecía más.
Decidida a no dejar que él arruinara su día, Kaithyn tomó una respiración profunda y decidió enfocarse en algo positivo.
Después de su explosión de frustración, Kaithyn decidió que lo mejor que podía hacer era alejarse de la situación y calmarse. Se dirigió al baño para darse una ducha relajante y lavarse los dientes. El agua caliente ayudó a despejar su mente, y poco a poco, comenzó a sentirse más tranquila.
Una vez que salió del baño, se puso ropa casual y cómoda: unos jeans y una camiseta sencilla. Con una mente más despejada, decidió que era momento de preparar el desayuno. Mientras cocinaba, dejó que el familiar y reconfortante proceso de hacer comida la ayudara a centrarse en algo positivo.
Preparó unas tostadas, huevos revueltos y un poco de jugo de naranja. Al terminar, se dirigió a la habitación de sus padres para ver si ya estaban despiertos, pero la habitación estaba vacía. Kaithyn frunció el ceño, extrañada, y sacó su teléfono para verificar si había algún mensaje de ellos.
Vio un mensaje reciente de su madre:
¡𝘉𝘶𝘦𝘯𝘰𝘴 𝘥í𝘢𝘴!, 𝘒𝘢𝘪𝘵𝘩𝘺𝘯. 𝘛𝘶 𝘱𝘢𝘥𝘳𝘦 𝘺 𝘺𝘰 𝘩𝘦𝘮𝘰𝘴 𝘪𝘥𝘰 𝘥𝘦 𝘤𝘰𝘮𝘱𝘳𝘢𝘴. 𝘝𝘰𝘭𝘷𝘦𝘳𝘦𝘮𝘰𝘴 𝘮á𝘴 𝘵𝘢𝘳𝘥𝘦. ¡𝘋𝘪𝘴𝘧𝘳𝘶𝘵𝘢 𝘵𝘶 𝘥𝘦𝘴𝘢𝘺𝘶𝘯𝘰! 𝘛𝘦 𝘲𝘶𝘦𝘳𝘦𝘮𝘰𝘴.
Kaithyn sonrió levemente y dejó el teléfono a un lado. Se sentó a la mesa con su desayuno, disfrutando del silencio de la casa. La tranquilidad era un bien preciado, especialmente después de la ruidosa mañana que Jeireth le había hecho pasar.
Mientras comía, pensó en cómo podría pasar el resto del día. Quizás podría salir con sus amigos, ir al centro comercial, o simplemente quedarse en casa y ver una película. La idea de llamar a su mejor amiga Rous para contarle sobre su última confrontación con Jeireth también sonaba tentadora. Necesitaba desahogarse y sabía que Rous siempre tenía la habilidad de hacerla reír y ver las cosas desde una perspectiva más ligera.
Terminó su desayuno, lavó los platos y se dirigió a su habitación, lista para planificar su día. A pesar de los intentos de Jeireth de arruinar su mañana, Kaithyn estaba decidida a no dejar que eso afectara el resto de su día. Tenía una nueva vida en Rush, y aunque tenía sus desafíos, también tenía muchas cosas por las que estar agradecida.
Más tarde, Kaithyn escuchó el sonido familiar del auto de sus padres entrando en la entrada. Se levantó rápidamente y bajó de su habitación para abrir la puerta. Al llegar a la sala de estar, abrió la puerta y se encontró con una escena inesperada: Jeireth, el vecino chismoso, cargando bolsas de compras junto a su madre.
—Oh, Kaithyn, cariño —dijo su madre con una sonrisa—. Le pedí a Jeireth que nos ayudara con las bolsas. Ha sido muy amable.
Jeireth le lanzó una mirada burlona a Kaithyn mientras ajustaba una de las bolsas en sus brazos. —Sí, siempre dispuesto a ayudar, ¿no es así, Kaithyn? —dijo con un tono sarcástico.
Kaithyn sintió que su paciencia se agotaba rápidamente. Intentó mantenerse tranquila y esbozó una sonrisa forzada. —Gracias, Jeireth. ¿Puedo ayudarte con algo más, mamá?
—Sí, cariño, por favor toma estas bolsas de la cocina —dijo su madre, entregándole un par de bolsas a Kaithyn.
Mientras Kaithyn y Jeireth llevaban las compras al interior de la casa, el silencio entre ellos era palpable. Finalmente, Kaithyn no pudo contenerse más.
—¿Por qué siempre tienes que ser así? —le susurró con irritación mientras pasaban por la sala.
Jeireth la miró, con una sonrisa traviesa. —¿Así cómo? Solo estoy ayudando, como me pidieron.
Kaithyn rodó los ojos y continuó hacia la cocina, dejando las bolsas en la mesa. Jeireth la siguió, depositando el resto de las compras.
—Gracias de nuevo, Jeireth —dijo la madre de Kaithyn, entrando en la cocina con una última bolsa—. Eres un encanto. Deberías quedarte a cenar una noche de estas.
Kaithyn casi se atragantó al escuchar eso, pero Jeireth, siempre rápido con sus respuestas, dijo con una sonrisa fingida. —Claro, señora Moore. Sería un placer.
Kaithyn decidió intervenir antes de que la situación se complicara aún más. —Mamá, creo que Jeireth tiene cosas que hacer. No queremos retenerlo más.
Jeireth levantó una ceja, claramente disfrutando del desagrado de Kaithyn. —Sí, tengo que irme. Gracias por la invitación, señora Moore. Nos vemos luego, Kaithyn.
Con una última mirada cargada de significado, Jeireth salió de la casa. Kaithyn dejó escapar un suspiro de alivio y cerró la puerta detrás de él.
—Es un buen chico, ¿verdad? —dijo su madre, comenzando a guardar las compras.
Kaithyn no respondió de inmediato. En lugar de eso, comenzó a ayudar a su madre, tratando de dejar de lado sus sentimientos contradictorios sobre Jeireth. Aunque parecía disfrutar de molestarla, también estaba claro que tenía un lado amable, al menos con los adultos.
—Sí, mamá, supongo que sí —dijo finalmente, con un tono neutral.
Mientras terminaban de guardar las compras, Kaithyn se preguntaba cómo sería el próximo encuentro con el chismos.
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2 Corazones en conflicto
Romansa2 Corazones en Conflicto sigue la historia de Kaithyn Moore, una chica de 17 años que se muda a la ciudad de Rush y se encuentra con su arrogante vecino, Jeireth White. A pesar de su actitud altanera, ambos empiezan a interactuar debido a sus circu...