Capítulo 12

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Distintas cerraduras se deben abrir con diferentes llaves


Habían llegado a un edificio al oeste de la ciudad tras casi media hora en coche. Li lo había descrito como un Airbnb, pero Alex no parecía más que una casa corriente. El exterior no destacaba en absoluto, y el interior, con su olor a humedad y muebles antiguos, le recordó la casa de sus abuelos.

—¿Aquí es donde has estado? —preguntó Alex, mirando a su alrededor.

No se encontraron con nadie al entrar en la planta baja, lo que hizo que el lugar pareciera aún más deshabitado. Subieron las escaleras, que crujían con cada paso, hasta llegar a una habitación diminuta. El cuarto era aún más pequeño que el del piso de Alex, con una cama individual y un armario raquítico como únicos muebles. El aire estaba cargado de humedad, haciendo que Alex frunciera el ceño en cuanto entró.

Li dejó una mochila sobre la colcha de estampado rosa. El sonido chirriante de los muebles cuando se sentó sobre la cama le resultó desagradable.

—¿Me vas a devolver el teléfono? —preguntó Alex, sin mucha esperanza.

Li negó con la cabeza, su expresión inmutable.

—Se te olvida que acabo de dejar toda mi vida atrás —Alex la miró con frustración—. Mis padres, por ejemplo.

Li lo pensó unos segundos, y finalmente accedió con un suspiro. No obstante, le advirtió que solo podría usarlo por tiempo limitado y solo en caso de urgencias. Alex observó cómo ella abría la cremallera de la mochila, sacaba el móvil y lo lanzaba en su dirección. Él lo atrapó en el aire, resoplando. Aquella sensación de estar bajo control le resultaba familiar, pero no precisamente agradable. La última vez que le habían restringido el teléfono había sido cuando tenía trece años.

—Es raro que alguien más joven que yo me dé órdenes como si fuera mi madre —comentó, encendiendo el móvil.

Li lo miró desde la cama, con una curiosa expresión en su rostro.

—¿Cuál es tu signo? —preguntó de repente, ladeando la cabeza.

—¿Signo? —repitió, extrañado por el repentino cambio de tema.

—Edad.

—¿Te refieres al signo zodiacal? Soy Cáncer.

Li negó con la cabeza.

—No. Año.

—¿Año? Pero si el horóscopo va por meses, ¿no? Hasta donde yo sé, soy Cáncer. —Alex se quedó pensativo un momento, luego recordó algo— Ah, ¿te refieres al horóscopo chino? Nací en 2001.

Li lo miró detenidamente, evaluándolo. Parecía sorprendida por su respuesta, aunque Alex no supo decir si era porque pensaba que aparentaba ser más joven o más viejo de lo que realmente era.

—Serpiente —murmuró, sus ojos fijándose brevemente en el brazalete que Alex llevaba en la muñeca—. Casualidad.

Alex encendió su móvil y revisó las notificaciones. Para su decepción, apenas había mensajes. Lo que más le sorprendió fue la falta de noticias de Daniel. ¿Seguiría con Jun? ¿Estaría bien? ¿Debía ir a buscarlo? La preocupación comenzó a formarse en su pecho.

Un sobresalto lo sacó de sus pensamientos cuando sintió a Li justo detrás de él. La sigilosidad con la que se movía le ponía los nervios de punta. La joven espiaba la pantalla del móvil por encima de su hombro, y Alex se preguntó si realmente podía leer en español.

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