Capítulo 19

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Cuanto más larga es la cuerda, más alto volará la cometa


El cielo pintado de naranja se reflejaba en el río. La joven estaba sentada en la orilla, esperando. Observó a la persona que le devolvía la mirada en las aguas cristalinas y se peinó la cabellera negra con los dedos. De repente, unas manos taparon su visión. El tacto era cálido como los rayos del sol y suave como el algodón. Li supo al instante de quién se trataba y sonrió. Llamó al chico por su nombre, sólo su nombre de pila. Era la única que lo hacía junto con su familia. Habían abandonado las formalidades muchos años atrás, cuando entonces la gente los veía como hermanos. Nadie sabía que su relación era distinta.

El chico siempre encontraba entrañable cómo sonaba su nombre en los labios de ella. Aunque se había acostumbrarlo a escucharlo, siempre era agradable oírlo una vez más.

Él se sentó junto a ella, a su izquierda.

—¿Has comido? —preguntó ella.

Él sonrió, viéndola jugar con el agua.

—Necesito descansar —dijo—. El entrenamiento de hoy ha sido duro. Mi hermana puede ser más estrictica que mi padre. Siento que me duelen todos los músculos.

—No exageres—lo reprendió con suavidad—. Tu hermana está orgullosa de ti. Tiene grandes expectativas. Por eso que es tan exigente.

Él rodó los ojos.

—¿La defiendes porque sois amigas o porque tú también eres la hermana mayor?

—Ambas —respondió Li—. Siempre es importante respetar a los mayores —le recordó—. Por eso, yo también la respeto tanto. Es un ejemplo a seguir.

—Siempre dices que hay que respetar a los mayores, pero no sueles hacerlo conmigo —bromeó.

—Es distinto —rió ella—. ¿O quieres comparar la relación con tu hermana con la que tengo contigo?

Él no respondió. Se limitó a sonreír mientras cambiaba de postura y se acercaba más a Li, hasta que sus hombros se tocaron.

—Cambiemos de tema. No quiero pasar el tiempo hablando de mi hermana mientras estemos juntos. Tengo un regalo de cumpleaños adelantado para ti —anunció, sacando un hilo rojo.

—Mi cumpleaños es en un mes.

—He dicho que es adelantado.

El sol se escondía en el horizonte, y el chico pensó que el paisaje era hermoso. Luego volvió la mirada hacia Li y cambió de opinión. Jugueteó con el hilo entre sus dedos, observado por la mirada curiosa de ella.

—¿Recuerdas nuestra promesa? —preguntó él. Li asintió, sonriendo al recordarla—. Sabes que carezco de paciencia.

—Ser paciente nunca ha sido tu punto fuerte —concordó ella.

Él sonrió.

—No quiero esperar años para hacer nuestra propia ceremonia, así que he pensado en adelantarla. —Balanceó el hilo entre ellos—. No podemos hacerlo exactamente igual, pero por ahora me conformo con esto —dijo, extendiendo su mano para que ella le diera la suya—. Piensa en esto como una ceremonia para sellar nuestra promesa.

Él enrolló el hilo alrededor del meñique de Li. Sus movimientos eran lentos y delicados. Cada lugar en el que sus dedos rozaban la piel de ella dejaba un calor residual que quemaba la piel de Li. Era una calidez que no quería que desapareciera.

—Guárdalo y llévalo siempre contigo. Será como si yo estuviera contigo siempre. —Extendió su mano izquierda para que ella hiciera lo mismo—. Yo haré lo mismo. —Sostuvo la mano de Li—. Esto es una promesa. Una promesa no sólo para esta vida, sino también para las próximas, porque nuestras almas están conectadas para encontrarse en todos los futuros. Una promesa para la eternidad. —Dado que el hilo no era muy largo, sus manos debían permanecer cerca—. No, incluso más que eso, porque aunque la eternidad dejara de serlo, seguiría amándote. No lo pierdas. Es una parte de mi corazón.

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