ONCE

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JADE

Mientras el avión despegaba, no pude evitar sentir una mezcla de nostalgia y emoción. Regresar a Alemania, ahora como una de las mejores wedding planner, se sentía como un triunfo personal, estos tres años tuve que esforzarme por obtener este título. Miré a mi hija, Kaia, quien estaba profundamente dormida en su asiento junto a mí, con sus pequeños rizos castaños enmarcando su carita redonda. Aún no podía creer que ella estuviera conmigo, no después de aquella tarde en donde me lleva la sorpresa que estaba embarazada, ahora estamos viviendo aventuras juntas.

A mi lado, mi mejor amiga, que había estado conmigo en cada paso de este viaje, sonreía mientras hojeaba una revista de bodas.

-¿Estás lista para esto?- me preguntó sin apartar la vista de las páginas llenas de fotos de elegantes decoraciones y vestidos deslumbrantes.

-Lo estoy-, le respondí con una sonrisa.

Sabía que esta oportunidad era más que un simple evento. Volver a Alemania significaba enfrentar mis raíces, pero ahora lo hacía desde un lugar de éxito, con mi hija y mi mejor amiga a mi lado.

Kaia se movió ligeramente, su manita alcanzando la mía mientras seguía dormida.

Mi corazón se llenaba de amor al verla, sabiendo que, aunque el trabajo era importante, lo que realmente importaba estaba justo aquí, en este momento, con ellas dos acompañándome en esta nueva etapa.

Tenía mil problemas en mi cabeza, pero no importaba cuando ellas estaban a mi lado.

-Estaré contigo Jade-aseguró Lauren con una sonrisa-, debes dejar el pasado y aferrarte a esta pequeña que te ama tanto.

-Tengo miedo-confieso

-¿Ah que le temes tanto?-me mira con tristeza

-Ian puede quitarme a mi hija-susurro-, si se entera que le oculte a Kaia él puede...

-No voy a permitirlo-, responde sin dejar que termine la oración.

Asiento viendo por la ventanilla.

El cielo siempre será mi límite.

El avión aterrizó suavemente en suelo alemán y, aunque la familiaridad de este lugar debería calmarme, mi corazón latía con fuerza. Estaba de vuelta, pero esta vez todo era distinto.

Me encontraba en otro nivel de mi carrera, siendo reconocida como una de las mejores organizadoras de bodas, y los ojos curiosos que me seguían no lo dejaban olvidar.

Dejando de ser aquella chica que se marchó siendo sumisa hoy regreso con toda la actitud de no ser pisoteada por nadie.

Lauren, siempre leal a mi lado, sonrió con complicidad mientras recogía sus cosas.

—Preparada para la bienvenida —me dijo en tono de broma, sabiendo que no era algo a lo que me acostumbrara del todo.

—Lo de siempre, ¿no? —respondí, tratando de mantener la calma. Miré a Kaia, mi pequeña de dos años, profundamente dormida en el asiento junto a mí, ajena al mundo de flashes que nos esperaba afuera.

Su respiración suave era lo único que realmente me mantenía centrada.

Cuando las puertas del avión se abrieron y el aire fresco de Alemania entró, supe que el caos estaba a punto de comenzar.

Apreté un poco más fuerte la manita de Kaia, que seguía dormida entre mis brazos, mientras Lauren y yo bajábamos por la escalerilla. Ahí estaban. Los paparazzis. Me reconocieron al instante, como si llevaran semanas esperando este momento.

Amor Inesperado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora