Amor Inesperado

VEINTIOCHO

Maratón 1/3

Omnisciente

El aeropuerto de Roma estaba abarrotado, pero Lauren apenas podía notar la multitud. Su mente no dejaba de darle vueltas a los últimos días, la sensación de peligro constante, la mirada penetrante de los hombres que había visto tras ella. Sabía bien quiénes eran.

Los padres de Jade, sabía que todo esto era obra de ellos.

Había intentado mantenerse fuerte por Kaia, la pequeña que dormía en sus brazos, ajena al caos que las rodeaba. Pero la verdad era que Lauren estaba aterrada.

Al llegar a la fila de seguridad, sentía su corazón acelerado, y decidió llamar a Jade.

—¡Jade! —dijo en cuanto su amiga contestó—. Estoy en el aeropuerto. No puedo más. Ellos... ellos me están siguiendo, estoy segura. Vi a varios hombres rondando cerca de casa, me di cuenta de que son los mismos que me observaron en la cafetería ayer. ¡Quieren llevarse a Kaia!

Jade respondió con una mezcla de angustia y preocupación.

—Lauren, tranquila... ¿dónde estás ahora? ¡No dejes que se te acerquen!

Lauren respiró hondo, apretando el celular contra su oído mientras Kaia se removía en su regazo.

—Estoy en la fila para tomar el vuelo de regreso a Alemania. Sé que acordamos que Italia era más seguro, pero... ya no lo es. ¡Me siguen, Jade! ¡No estoy paranoica!

La voz de Jade se quebró al otro lado de la línea.

—Lo siento tanto, Lauren. No debí haberte dejado sola con Kaia. Mis padres son capaces de cualquier cosa para quitármela. Tienes que llegar cuanto antes, aquí te protegeremos. ¿Estás segura de que ellos te vieron?

—No lo sé —respondió Lauren en un susurro, mirando sobre su hombro mientras avanzaba lentamente en la fila—. Pero no me arriesgaré a averiguarlo. Voy a tomar este vuelo y regresaré. Solo quería avisarte que estoy volviendo.

Un silencio se instaló entre ambas, un silencio lleno de miedo y de la incertidumbre que compartían.

—Jade, tienes que encontrar una manera de detenerlos. Si ellos intentan algo más...

Jade interrumpió, su tono ahora decidido.

—Lo haré, Lauren. Esta es la última vez que mis padres van a interferir. Vamos a hacer esto juntas, yo no dejaré que le hagan daño a Kaia, ni a ti. ¡Por favor, mantente fuerte! Nos veremos pronto.

Lauren asintió con determinación mientras la fila avanzaba. Sabía que no había vuelta atrás. Llegar a Alemania era lo único que importaba ahora, volver con Jade, quien era la única que podría enfrentarse a sus padres y protegerlas a ambas.

Minutos después, cuando finalmente abordó el avión, Lauren miró a Kaia una vez más. La pequeña dormía tranquila, y Lauren la abrazó con fuerza, prometiéndose que no permitiría que nada les pasara.

Al despegar, volvió a marcar el número de Jade, sintiendo la necesidad de escuchar su voz una vez más.

—Ya estoy en el avión —susurró—. No me he calmado del todo, pero estaré mejor cuando te vea.

—Te estaré esperando en el aeropuerto —dijo Jade—. Sé que todo esto es una pesadilla, pero lo superaremos. Gracias por cuidar de Kaia como lo has hecho.

Lauren cerró los ojos, tratando de convencerse de que todo estaría bien.

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