CINCO

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JADE

-No mama, no puedes venir y exigirme algo que no puedo hacer-doy vueltas por el salón

- ¡Pues tienes que hacerlo! - me toma del brazo-, es momento que tomes las riendas de tu casa como una esposa.

- ¡¿Y cómo crees que lo hare?!- suelto en llantos-, no puedo estar con alguien que me ignora en casa, ni siquiera podemos tener una conversación como el supuesto matrimonio que somos-limpio mis lagrimas y volteo a ver a mama-, nuestros días son monótonos

No puedo cumplir una vez mas lo que mama necesita de este matrimonio, mi hermana me mira y niega con una sonrisa

- ¡Te lo dije mama! -exclama cruzándose de brazos-, Jade es tan egoísta que no le interesa el bienestar familiar

-No te metas Andrea-la callo

- ¡Basta Jade! - la voz de papa me hace estremecerme-, quiero ese nieto y me lo darás

- ¡¿Te estas escuchando?!- pregunto con incredulidad- no soy una puta para que me traten como una.

El sonido fuerte de la bofetada resonó en la sala, como un disparo que detuvo el tiempo, mi rostro se giró bruscamente, más por la sorpresa que por el dolor inmediato. Mi mejilla ardía bajo la piel, como si la rabia de papa me hubiera impregnado, un silencio pesado cayo entre la sala, cargado de miradas entrecortadas y respiraciones entrecortadas.

-Jade...- la voz de Lucia me hace tomar mi bolsa y marcharme de esa sala.

Desde que tenía nueve años empecé a notar la diferencia entre mi hermana y yo.

Papa siempre la consentía y mama estaba para ella siempre 

No puedo seguir con esto, cuando me dijeron que me casaría con Ian, pensé que al menos podríamos llevarnos bien no contaba que el fuese un idiota de primera.
Nuestra noche de bodas la pase sola en el cuarto mientras el hablaba con alguien por teléfono y se marcho a los minutos dejándome en una soledad de la cual estaba acostumbrada, pero por una fracción de segundos pensé que seria diferente.

El sonido de mi teléfono suena, no le doy importancia y le indico al chofer llevarme a casa.

-Hemos llegado-anuncia.

Estoy tan metida en mis pensamientos que ni siquiera sentí el camino, la calle empedrada me da un vistazo a la casa que tengo frente a mí.

- ¿En dónde está? – al entrar me quedo estática al escuchar una voz muy conocida.

-Ella salió a la casa de su familia-contesta la chica de limpieza

-Una mujer debe estar pendiente de la casa y esperar a que su marido llegue el de trabajo-la señora voltea y me mira de pies a cabeza-, no acostumbro a esperar a la gente.

-No sabía que vendría hoy- murmuro
Y quizás si hubiese sabido ni me aparezco hasta dentro de unas horas.

-Debes acostumbrarte a mi presencia, mi hijo necesita las mejores comodidades- me mira con enojo.

-Su hijo lo que necesita es educación por ser un idiota-menciono-, permiso.

Camino hacia las escaleras para marcharme a mi habitación, pero entonces escucho una risa proveniente de la entrada y quedo a mitad de camino.

Sara me mira y voltea a ver en la entrada en donde aparece Ian con una sonrisa majestuosa y a su lado esta Rebecca quien luce espectacular con un vestido negro pegado a su cuerpo.

Ian la tiene muy cerca de su cuerpo, creo que no han notado nuestra presencia mi corazón late fuertemente mis ojos se empañan y aun no se porque me pasa esto. Ellos están a punto de besarse cuando un grito hace que ambos volteen a vernos.

Amor Inesperado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora