JADE
Habían pasado algunas semanas desde que nos habíamos instalado en Italia.
Poco a poco, empezábamos a sentirnos en casa. La vida aquí tenía un ritmo diferente; todo parecía más tranquilo, más en paz.
Kaia estaba encantada con nuestro nuevo hogar, y ver a Elijah adaptarse con ella me hacía sentir que habíamos tomado la decisión correcta.
Pero había algo más que llenaba mis días de una emoción indescriptible, un secreto que llevaba guardando unos meses, esperando el momento perfecto para decírselo.
No sabía cómo reaccionaría Elijah, pero en mi corazón tenía la certeza de que, al igual que yo, él también lo recibiría como una bendición, pues es el quien ha insistido con esto.
Esa tarde, cuando él regresó del trabajo, estaba un poco cansado.
Pero al verme, me sonrió de inmediato, y mi corazón se aceleró.
Había preparado una pequeña sorpresa y sentía que me faltaba el aire de los nervios.
—¿Estás bien? —preguntó Elijah, acercándose para besarme en la frente.
Asentí, intentando calmarme. Llevaba entre las manos una pequeña caja de regalo, envuelta en papel azul claro. Me sentía tan emocionada como nerviosa.
—Tengo algo para ti —le dije, entregándole la cajita.
Elijah arqueó una ceja, sorprendido, pero aceptó el regalo con una sonrisa.
—¿Qué es esto? —preguntó, mientras comenzaba a abrir el lazo.
—Solo ábrelo y lo sabrás —le respondí, tratando de sonar relajada, aunque mi corazón latía tan fuerte con una emoción sorprendente
Elijah sonrió divertido y, con cuidado, abrió la caja.
Dentro, había un par de zapatitos de bebé, blancos y diminutos, tan pequeños que cabían en la palma de su mano.
Lo vi fruncir el ceño, como si intentara comprender lo que estaba viendo. Lentamente, levantó la mirada y me miró con una mezcla de incredulidad y esperanza.
—¿Jade...? ¿Esto significa...?
Asentí, sintiendo las lágrimas de emoción acumulándose en mis ojos.
—Sí, Elijah. Vamos a tener un bebé.
El silencio que siguió fue breve, pero parecía eterno. Elijah dejó los zapatitos sobre la mesa y se acercó a mí, con sus ojos llenos de una mezcla de asombro y felicidad que me desarmó por completo.
—¿De verdad? —murmuró, como si aún no pudiera creerlo. Puso una mano sobre mi vientre, apenas tocándolo, como si temiera romper el momento.
—De verdad —le confirmé, tomando su mano entre las mías y sintiendo el temblor de sus dedos—. Vamos a ser padres otra vez.
Elijah dejó escapar una risa suave, y en sus ojos pude ver que estaba luchando por contener las lágrimas. Me envolvió en un abrazo fuerte, susurrando palabras de amor contra mi cabello.
—No sabes lo feliz que me haces, Jade —me dijo, su voz rota por la emoción—. Esto es... increíble. No esperaba... —se interrumpió, y luego volvió a mirarme, con esa ternura que siempre reservaba solo para mí y para Kaia—. Gracias. Gracias por confiar en mí para esto.
—No podría imaginarme este momento con nadie más —le respondí, acariciando su rostro, dejándome perder en la profundidad de sus ojos—. Sabía que este era el momento adecuado. Que tú eras el adecuado.

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Amor Inesperado
Teen FictionHicimos promesas que se romperían, el tiempo fue duda y aún seguimos luchando por algo imposible