cap 24. el reloj mágico. parte 2.

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Y oficialmente terminamos con mayo. capítulo del dia 31 de mayo.

Caminaba apresuradamente hacia la comisaría, mi corazón latía desbocado en mi pecho. Cada paso resonaba como un tambor en mi mente, recordándome lo que estaba en juego. Mi hermano gemelo, Jackson, y mis amigos estaban en peligro, atrapados por Charlie, quien ahora poseía el reloj mágico y la magia que venía con él. Un nudo se formaba en mi estómago al pensar en lo que podría sucederles.

“No puedo hacerlo solo”, murmuré para mí mismo, sintiendo cómo la desesperación comenzaba a apoderarse de mí. La imagen de Charlie sonriendo con desdén mientras mis amigos sufrían me atormentaba. Sabía que tenía un poder inmenso; no solo había robado el reloj mágico, sino que también había aprendido a usarlo contra nosotros. “No tengo magia… ¿qué puedo hacer?”

Al cruzar la puerta de la comisaría, mis ojos se posaron en mi oficina, un pequeño refugio en medio del caos. Me senté frente a mi escritorio, tratando de organizar mis pensamientos. Necesitaba una estrategia, algo que me diera una oportunidad. De repente, una idea destelló en mi mente.

“¡El libro mágico!” exclamé, casi saltando de mi silla. Había olvidado por completo que el libro que llegó junto al reloj contenía hechizos y encantamientos. Si podía encontrar algo allí, tal vez podría obtener la magia necesaria para enfrentar a Charlie y rescatar a mis amigos.

Con determinación renovada, abrí el cajón de mi escritorio y saqué el libro. Mis manos temblaban levemente mientras pasaba las páginas amarillas y desgastadas. Busqué entre los hechizos, cada uno más extraño que el anterior. Necesitaba algo poderoso, algo que me permitiera igualar la balanza.

“Si tan solo pudiera encontrar un hechizo para aumentar mis habilidades o incluso para invocar a alguien que me ayude…” pensaba, visualizando cómo podría usar cada palabra mágica para darle la vuelta a la situación.

Mientras leía con atención, cada palabra parecía cobrar vida en mi mente. La esperanza comenzaba a florecer dentro de mí; tal vez no estaba tan solo después de todo.

Sentado en mi escritorio, el libro mágico abierto frente a mí, sentía cómo la adrenalina corría por mis venas. Cada página parecía susurrar secretos antiguos, y al fin había encontrado lo que buscaba: un hechizo que prometía otorgar toda la magia del libro a quien lo invocara. La idea de tener ese poder era tentadora, pero también aterradora.

“¿Qué tal si me convierto en el único ser mágico en Canterbury?” pensaba mientras mi mente luchaba entre el deseo de proteger a mis amigos y el temor a ser el único con tal poder. “No es lo habitual, traer magia dentro de un humano… pero si no lo hago, Charlie podría hacer cosas inimaginables”.

La decisión ya estaba tomada. Si esto significaba que podría salvar a Jackson y a los demás, entonces estaba dispuesto a correr el riesgo. Con una respiración profunda, me preparé para conjurar el hechizo.

“¡Por el poder del conocimiento y la luz que brilla en la oscuridad, invoco la magia que reside en este libro! Que fluya a través de mí y me otorgue fuerza para enfrentar al enemigo”, comencé a recitar, mis palabras resonando en la habitación.

Mientras pronunciaba cada sílaba, sentí cómo la energía comenzaba a vibrar en el aire a mi alrededor. Un destello brillante emergió de las páginas del libro, envolviéndome en un resplandor intenso. Era como si un torrente de magia se desatara, elevándome del suelo.

“¡Magia antigua, ven a mí! ¡Por cada hechizo contenido aquí, por cada historia jamás contada!” La luz se intensificó y mis manos comenzaron a brillar con una energía desconocida. La sensación era abrumadora; cada parte de mi ser parecía vibrar al unísono con el poder que ahora fluía hacia mí.

El oficial Stanley. Y el criminal de Canterville.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora