Parte 1

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 SIR WALTER RALEIGH

En una lujosa sala del Palacio de Richmond, el aire estaba cargado de anticipación. Isabel I, Reina de Inglaterra, se acomodaba en su trono, vestida con un elaborado manto que brillaba bajo la luz de las velas. A su lado, Sir Walter Raleigh se mantenía erguido, su porte noble reflejando la determinación que ardía en su interior.

"Sir Walter," comenzó la Reina, su voz resonando con autoridad, "has demostrado ser un hombre de ambición y talento. Sin embargo, la Crown necesita más que sueños para expandir nuestro dominio."

"Majestad," respondió Raleigh, inclinándose ligeramente, "propongo establecer una colonia en la isla de Roanoke. Con su permiso, podré enviar corsarios a interceptar los barcos españoles y traer de vuelta el oro que tanto necesitamos."

La Reina frunció el ceño, evaluando la propuesta. "¿Y qué garantías tengo de que esta empresa será un éxito? No deseo que mis recursos se pierdan en la bruma del océano."

"Le aseguro, Su Majestad, que no solo busca riqueza, sino también la gloria de nuestra nación," dijo Raleigh, su voz firme. "Roanoke es estratégica, y con un asentamiento sólido, podremos vigilar las rutas de los españoles."

Isabel I se cruzó de brazos, contemplando la idea. "Y, ¿Qué pasará con aquellos que elijas enviar? Serán los primeros en enfrentarse a lo desconocido."

"Lo entiendo, mi Reina. Serán hombres y familias decididos, dispuestos a forjar un nuevo hogar y a defender los intereses de Inglaterra," respondió Raleigh, sintiendo que la pasión por su plan iluminaba su mirada.

Finalmente, la Reina se inclinó hacia adelante. "Está bien, Sir Walter. Te concedo la carta de navegación. Pero recuerda, el éxito de esta colonia dependerá de tu liderazgo y de tu capacidad para mantener la lealtad de aquellos que te acompañen.

"Juro que no le fallaré, Su Majestad," afirmó Raleigh con fervor, sintiendo el peso de la responsabilidad.

"Entonces, que comience la aventura," dijo la Reina, y un brillo de determinación iluminó los ojos de Raleigh. En ese instante, una nueva era comenzaba para Inglaterra, marcada por la audacia de un hombre que soñaba con lo inexplorado.

El aire estaba cargado de incertidumbre en el puerto de Plymouth. Después del fracaso de la primera expedición, los rumores de desánimo se cernían sobre los colonos. Sin embargo, en una reunión en la oficina de Sir Walter Raleigh, la determinación comenzaba a renacer.

"Debemos intentarlo de nuevo," declaró Raleigh, su voz resonando con fuerza. "Esta vez, al mando estará John White. Su experiencia y habilidad son lo que necesitamos."

Al fondo de la sala, John White se adelantó, nervioso pero decidido. "Si me concede esta oportunidad, prometo que no sólo llevaremos a cabo un asentamiento, sino que también nos aseguraremos de que las familias que se unan a nosotros encuentren un hogar seguro."

Raleigh asintió. "He escuchado buenas cosas sobre ti, John. Necesitamos que te enfrentes a lo desconocido con valor y astucia."

"Lo haré," respondió White con firmeza. "Esta vez no solo llevaremos a hombres dispuestos, sino también a sus familias. Ellos son el futuro de nuestra colonia."

White lo tenía decidido , hablaría con Thompson , él se encargaría de reclutar a las familias , no le fallaría , estaba seguro.


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