Cap. 28

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Alya esperaba en la sala del aeropuerto, un lugar abarrotado de personas que se apresuraban hacia la puerta de embarque o esperaban ansiosos a sus seres queridos que llegaban de un viaje. La multitud se movía con una mezcla de expectación e impaciencia, y el murmullo constante llenaba el aire. Mientras observaba el flujo de personas, su mirada se dirigió a la puerta de llegadas, esperando a la persona que había planeado recibir.

- ¿Alya eres tú? -preguntó una voz que resonó familiar en medio del bullicio.

Alya giró rápidamente y encontró a un joven alto y de cabello rizado, que se acercaba con una amplia sonrisa. La sorpresa y la alegría llenaron su rostro.

- ¡Nino! -exclamó Alya con una mezcla de asombro y emoción. Se acercó y lo abrazó con calidez- ¡Qué gusto verte después de tanto tiempo!

- Lo mismo digo, Alya. Te he extrañado mucho -respondió Nino mientras le devolvía el abrazo con cariño.

- Yo también te eché de menos -dijo Alya, soltándolo finalmente.

Nino dio un paso atrás, sonriendo con nostalgia.

- Pero dime, ¿cómo supiste que llegaba hoy? -preguntó, mirando alrededor del bullicio.

- Es una coincidencia. La verdad es que estoy esperando a alguien más -respondió Alya, intentando ocultar su emoción.

- Ah, claro. Bueno, podríamos tomar un café y ponernos al día -sugirió Nino con una sonrisa amistosa.

- Claro que sí -respondió Alya.

- Genial. ¿Sigues trabajando en el bufete?

- Sí, ahí sigo -confirmó Alya, sonriendo.

- Me da gusto. Tal vez podamos vernos mañana -dijo Nino, despidiéndose con un gesto amistoso.

- Está bien, nos vemos entonces -respondió Alya mientras Nino se alejaba, perdiéndose en la multitud.

Alya volvió a centrarse en la puerta de llegadas, aunque su mente aún estaba ocupada por el reencuentro inesperado con Nino. El murmullo de la sala parecía desvanecerse a medida que el tiempo avanzaba, y su corazón se aceleraba con la anticipación de ver a la persona que esperaba.

De repente, una figura apareció en la puerta, su silueta destacando entre la multitud. Alya levantó la vista y una sonrisa iluminó su rostro al reconocer al hombre que se acercaba con entusiasmo.

- ¡Alya! -exclamó el hombre con alegría, su voz llenando el aire.

- Hola, me da mucho gusto volver a verte -respondió Alya mientras se lanzaba hacia él, envolviéndolo en un abrazo cálido.

- Lo mismo digo. No puedes imaginar cuánto me alegra regresar a mi ciudad, París. ¿No le dijiste a Marinette sobre mi llegada, verdad? -preguntó él, con una mezcla de curiosidad y alivio.

- No, tal como quedamos, ella ni siquiera se lo imagina -aseguró Alya.

- Perfecto. Estoy ansioso por verla de nuevo. La he visto en algunas revistas, pero estoy seguro de que se ve aún más hermosa en persona -dijo el hombre, sus ojos brillando con admiración.

- Ella estará encantada de verte -dijo Alya, mientras tomaba su brazo y lo guiaba hacia la salida del aeropuerto, lista para sorprender a Marinette con este esperado reencuentro.

Alya acompañó al joven hasta el hotel donde se hospedaría, conduciendo con tranquilidad mientras el paisaje de París se desplegaba frente a ellos. La ciudad estaba iluminada por el radiante sol, pero algo en su ambiente había cambiado desde la última vez que él la había pisado.

𝐄𝐧𝐭𝐫𝐞 𝐥𝐚 𝐯𝐞𝐧𝐠𝐚𝐧𝐳𝐚 𝐲 𝐞𝐥 𝐚𝐦𝐨𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora