Cap. 30

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Adrien y Nino estaban sentados en una mesa en la esquina de un restaurante elegante de París. El ambiente era relajado, con luces tenues y música suave de fondo. Los dos amigos reían, disfrutando de una noche tranquila para celebrar el regreso de Nino a la ciudad después de haber pasado algunos meses trabajando en el extranjero.

— Entonces, ¿cómo estuvo todo allá? —preguntó Adrien, sonriendo mientras bebía un sorbo de vino— Me contaste por correo que las cosas no fueron tan fáciles como esperabas.

Nino asintió con una sonrisa.

— Sí, hombre. La verdad es que extrañaba mucho París. Además, ya era hora de volver. Aunque debo admitir que las historias que me has contado de aquí hicieron que no me sintiera tan lejos. Especialmente las de... bueno, ya sabes quién —añadió con una sonrisa traviesa, refiriéndose a Marinette, de quien Adrien le había hablado tanto por correo electrónico.

Adrien sonrió, pero esta vez de una manera más reservada.

— Sí... es complicado con ella —admitió, sintiendo ese nudo familiar en el estómago cada vez que pensaba en sus sentimientos hacia Marinette— A veces parece que está a punto de decirme algo importante, pero nunca lo hace. Y yo tampoco...

— Entonces, ¿todavía no le has dicho lo que sientes? —preguntó Nino, sorprendido.

— No —respondió Adrien, desviando la mirada— Es más difícil de lo que parece, Nino. Cada vez que estoy cerca de ella, y quiero dar ese paso... ella simplemente se aleja

Nino estaba a punto de responder cuando algo en la entrada del restaurante llamó la atención de Adrien. Su expresión cambió drásticamente, pasando de relajada a tensa en un segundo. Nino lo notó al instante.

— ¿Qué pasa? —preguntó, girándose para ver qué había captado la atención de su amigo.

Adrien no respondió de inmediato. Sus ojos se fijaron en Marinette, quien acababa de entrar acompañada por un hombre alto de cabello azul oscuro. Ambos se movían con una facilidad y cercanía que solo podía venir de años de confianza compartida.

— ¿Quién es ese tipo? ¿Es él el motivo por el que ella se ha alejado de mí? —murmuró Adrien, lo suficientemente bajo como para que Nino apenas lo oyera.

— ¿Es Marinette? —preguntó Nino, reconociendo a la chica de la que Adrien tanto le había hablado.

Adrien asintió lentamente, sin apartar la mirada de la escena frente a él. Vio cómo Marinette y el desconocido intercambiaban sonrisas antes de ser guiados a una mesa cercana. La forma en que se reían, en especial la manera en que ella lo miraba, encendió algo en su interior, una sensación que no podía controlar.

— No sé quién es —continuó Adrien, apretando la mandíbula— pero necesito saberlo.

Nino lo miró con preocupación, viendo cómo la tensión se apoderaba de su amigo.

— Adrien, tranquilo. No hagas una locura —dijo, deteniéndolo antes de que pudiera levantarse— No es tu novia, y tampoco tienes derecho a...

— Lo sé —lo interrumpió Adrien, frotándose las sienes con frustración—nPero verla con él... me descompone. Ni siquiera sé quién es, pero no me gusta cómo la mira. Y no me gusta cómo ella le sonríe.

Nino suspiró, buscando mantener la calma.

— Adrien, si te enfrentas a ella ahora, en público, todo podría salir mal. Si realmente sientes algo por Marinette, tienes que hablar con ella en otro momento. No ahora, no así.

Adrien dejó caer la servilleta sobre la mesa, exasperado.

— Claro que la amo, Nino. Y aunque aún no me lo haya dicho, sé que ella también siente algo por mí.

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𝐄𝐧𝐭𝐫𝐞 𝐥𝐚 𝐯𝐞𝐧𝐠𝐚𝐧𝐳𝐚 𝐲 𝐞𝐥 𝐚𝐦𝐨𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora