Cap. 14

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Luego de la reunión en Arqui-Studios, Adrien se subió a su auto, conduciendo en dirección al restaurante donde había quedado de encontrarse con Marinette. Mientras la ciudad de París pasaba por las ventanas, sus pensamientos estaban lejos del bullicio exterior. La reunión había sido un éxito, pero su mente ya no estaba en el proyecto; ahora estaba invadida por las palabras de su padre.

"Ella no es quien dice ser." Las palabras resonaban como una amenaza silenciosa en su cabeza. ¿Cómo era posible que Gabriel conociera a Marinette? Si hacía años que sus familias se habían distanciado, cortando todo tipo de comunicación, ¿Qué podía saber él? Adrien frunció el ceño, recordando la firmeza en la voz de su padre al advertirle. Pero eso no encajaba con la imagen que tenía de Marinette. Ella siempre había sido sincera con él... ¿o no?

El restaurante apareció a la vuelta de la esquina, sacándolo de sus pensamientos. Cuando entró, el acogedor ambiente del lugar, con luces cálidas y mesas decoradas con sencillez, le dio una sensación de familiaridad, pero no logró calmar la inquietud en su interior. A lo lejos, vio a Marinette sentada, y en cuanto sus ojos se cruzaron, ella sonrió con ese brillo que siempre lograba aliviarle el corazón, al menos por un momento.

—Hola, Adrien —saludó ella, poniéndose de pie y acercándose con naturalidad.

—Hola, Marinette —respondió él, devolviendo la sonrisa, aunque sentía una pesada sombra detrás de sus palabras, llena de preguntas sin respuesta.

—¿Cómo has estado? —preguntó ella, su tono cálido, aunque con un ligero rastro de preocupación en la mirada.

—Bien, tuve una reunión importante en Arqui-Studios que fue todo un éxito —dijo, tratando de mantener la conversación ligera.

—Me alegra mucho escuchar eso —respondió ella, con una sonrisa sincera.

Un mesero apareció en la mesa para tomar sus órdenes, y aunque ambos sonrieron cortésmente, había una tensión palpable entre ellos. Marinette, siempre tan intuitiva, notó de inmediato que algo no estaba bien. Adrien parecía distraído, ausente, como si su mente estuviera luchando una batalla interna que aún no estaba dispuesto a revelar.

—Adrien... ¿sucede algo? —preguntó ella, inclinándose ligeramente hacia adelante, con esa delicadeza que la caracterizaba cuando quería ayudar.

Adrien levantó la vista, su mirada más intensa de lo habitual. No podía seguir callando las dudas que lo atormentaban.

—¿Puedo hacerte una pregunta? —dijo, su voz más seria de lo que había planeado.

Marinette asintió, notando que la conversación se dirigía hacia un tema delicado.

—Claro, ¿de qué se trata?

Adrien se tomó un segundo antes de continuar. Sabía que lo que estaba a punto de decir podía cambiarlo todo.

—¿Recuerdas desde hace cuánto tiempo nuestras familias se distanciaron? —preguntó, observando su reacción con cuidado. La pregunta tomó por sorpresa a Marinette.

—Mucho, supongo. ¿Por qué lo preguntas? —dijo ella, con una leve confusión en su rostro.

Adrien apretó los labios, sintiendo el peso de la incertidumbre.

—¿Y tú has tenido algún tipo de contacto con mi padre? —soltó la pregunta de golpe, buscando en sus ojos alguna señal que pudiera revelarle algo más.

Marinette se quedó inmóvil, el corazón acelerándose en su pecho. Sabía que Adrien estaba comenzando a sospechar, y no podía permitirse que sus dudas crecieran más. No todavía. No hasta que todo estuviera listo. No podía decirle la verdad.

𝐄𝐧𝐭𝐫𝐞 𝐥𝐚 𝐯𝐞𝐧𝐠𝐚𝐧𝐳𝐚 𝐲 𝐞𝐥 𝐚𝐦𝐨𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora