𝐄𝐧𝐭𝐫𝐞 𝐥𝐚 𝐯𝐞𝐧𝐠𝐚𝐧𝐳𝐚 𝐲 𝐞𝐥 𝐚𝐦𝐨𝐫

Cap. 10

Narra Adrien.
Me quedé parado junto a la puerta después de que Marinette se marchó, escuchando el eco de sus pasos que se desvanecía por el pasillo. Mientras cerraba la puerta, sentí cómo la sonrisa que había mantenido se desvanecía, dejándome con una mezcla extraña de emociones.

Apoyé mi espalda contra la puerta y dejé escapar un suspiro que ni siquiera sabía que estaba conteniendo. Toda la noche había sido una sorpresa. Desde que Marinette llegó de manera inesperada hasta el momento en que se fue, no pude evitar sentir algo... diferente. Algo en la forma en que me miraba, en la suavidad de su risa mientras bromeábamos sobre la comida.

— ¿Por qué estoy pensando tanto en esto? —me pregunté confundido.

Caminé hacia la cocina para guardar los platos que Marinette había lavado antes de irse, pero mi mente seguía atrapada en la velada que acabábamos de compartir. Marinette se había ido hace solo unos minutos, pero parecía que su presencia todavía llenaba la habitación. No era solo su aroma, o el calor de la cocina. Era algo más, algo que no podía descifrar.

Cerré los ojos por un momento, recordando cuando tomé su mano sobre la mesa. Fue solo un instante, pero el recuerdo todavía persistía.

— ¿Por qué me sentí así? ¿Qué esta pasándome? No puedes verla de otra manera, Adrien

Me regañé a mí mismo, recordando que Marinette es solo una amiga. Al menos, eso es lo que debería ser.

— Ser su amigo... ¿es eso realmente lo que quiero? Me siento más confundido que nunca. Marinette es... diferente. No es como las otras chicas con las que he salido o intentado conectar en el pasado. Hay algo en ella que me intriga, algo que me hace querer estar más cerca, saber más.

Pero al mismo tiempo, sé que debo ser cuidadoso, no la conozco del todo aún. Sin embargo, no puedo negar que hay algo especial en ella... algo que no había notado en ninguna otra mujer.

Terminé de limpiar la cocina, pero mi mente seguía enredada en esos pensamientos. Había algo en Marinette que no lograba descifrar del todo, algo que me hacía sentir que había mucho más bajo la superficie de lo que ella mostraba. Y después de esa cena, me di cuenta de que necesitaba saber más.

Me dirigí a mi habitación, sabiendo que el sueño no vendría fácilmente esa noche. Mientras me acostaba, pensé en el día siguiente y en lo mucho que deseaba que llegara. Quería verla de nuevo. Quería saber más sobre ella.

— ¿Por qué tengo esta necesidad de volver a verla?...

Después de mucho intentarlo, al fin pude quedarme dormido. Sin embargo, mi sueño fue ligero y entrecortado, lleno de pensamientos confusos que no me dejaron descansar del todo. Cuando desperté, ya era de mañana, y los primeros rayos de sol se filtraban a través de las cortinas de mi ventana, iluminando la habitación con una luz suave y cálida.

Aún adormilado, me levanté de la cama y caminé hacia la cocina. Lo primero que hice fue encender la cafetera; necesitaba ese café para despejar mi mente. Mientras esperaba a que estuviera listo, me dirigí al armario para elegir mi atuendo del día. Mis manos se movieron automáticamente hacia un traje gris a la medida, un conjunto que proyectaba la imagen de profesionalismo que debía mantener en todo momento.

Entré al baño y me duché, dejando que el agua caliente lavara el cansancio de mis músculos, pero no logró borrar del todo los pensamientos que me habían mantenido despierto la noche anterior.

— Marinette... ¿Por qué no puedo sacarte de mi mente?

Me vestí con cuidado, observando mi reflejo en el espejo mientras ajustaba la corbata con movimientos precisos. La imagen que veía era la de siempre: el empresario seguro, el hombre que siempre tiene todo bajo control. Pero, por alguna razón, hoy me sentía diferente, como si algo estuviera fuera de lugar.