Cap. 22

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Era una mañana de sábado muy soleada. Marinette terminaba de desayunar, su mente aún ocupada en Lila y su constante presencia en el apartamento de Adrien. La noche anterior los había visto llegar juntos y entrar al apartamento, lo que la había dejado inquieta. Era más que claro que ellos estaban viviendo juntos.

—Necesito averiguar lo que pasa. Saber si debo cambiar mis planes —murmuró para sí misma en la soledad de su apartamento, mientras comía el último bocado de cereal con leche.

Se levantó de la mesa, llevando consigo un aire de determinación. Lavó los platos con rapidez, se dirigió al baño, y tras lavarse los dientes, se maquilló con delicadeza, optando por un look natural pero que resaltaba sus facciones. Tomó sus llaves junto a su celular y salió del apartamento hacia el de Adrien.

—¿Y con qué excusa se supone que estoy aquí? —se preguntó en voz baja cuando ya se encontraba parada frente a la puerta— Algo se me tiene que ocurrir.

Con una respiración profunda para calmarse, tocó el timbre un par de veces y esperó impaciente a que alguien atendiera. El sonido de pasos acercándose hizo que su corazón latiera más rápido, y de pronto, la puerta se abrió.

—Hola, buen día Marinette —saludó amablemente Lila, con una sonrisa que iluminaba su rostro.

—Buen día —respondió Marinette, manteniendo una expresión neutral.

La azabache no pudo evitar notar el cabello húmedo de Lila, clara señal de que acababa de ducharse. La joven vestía una pijama de seda que constaba de una camisa de mangas cortas y short algo corto, que insinuaba una cercanía con Adrien que hizo que diversas ideas se revolvieran en la mente de Marinette, quien sintió una punzada de celos.

—¿Se encuentra Adrien? —preguntó, esforzándose por mantener la calma.

—Sí, se está dando un baño. Pero, pasa por favor —contestó Lila con cortesía, haciendo un gesto para que Marinette entrara— ¿Cómo has estado Marinette?

— Bien, gracias —respondió Marinette, entrando en el apartamento mientras su mente analizaba cada detalle.

— Me alegra que volvamos a encontrarnos. Tal vez algún día podamos tomar un cafe para conocernos mejor —continuó Lila, todavía con una sonrisa amistosa.

— Tal vez —respondió Marinette, devolviendo la sonrisa, aunque su cordialidad era solo una fachada.

El ambiente estaba cargado de una tensión sutil. Marinette no pudo evitar comparar la decoración del apartamento con la imagen que tenía de Adrien, buscando cualquier signo de que Lila estuviera demasiado involucrada en su vida.

De pronto, el sonido de un celular resonó desde otra habitación.

—Debo dejarte un momento. Iré a atender la llamada —dijo Lila, mientras se alejaba hacia una habitación que Marinette notó no era la de Adrien.

—Lila, ¿quién llamó a la...? —dijo Adrien, saliendo de su habitación mientras terminaba de abotonarse la camisa. Traía una camisa color celeste pastel con las mangas perfectamente dobladas hasta los codos y un pantalón de mezclilla negro. Era lo más casual que se le había visto vestir, pero incluso así, mantenía esa elegancia innata que siempre lo caracterizaba.

—Marinette, ¡qué grata sorpresa verte aquí! —dijo, esbozando una sonrisa genuina, aunque algo sorprendido.

—Hola, Adrien —respondió Marinette, su tono más frío de lo que pretendía. Mientras hablaba, no pudo evitar fijarse en el cabello de Adrien, que aún estaba húmedo, con algunas gotas de agua cayendo perezosamente sobre su cuello. La imagen le hizo sentir un extraño nudo en el estómago, aunque intentó ignorarlo.

𝐄𝐧𝐭𝐫𝐞 𝐥𝐚 𝐯𝐞𝐧𝐠𝐚𝐧𝐳𝐚 𝐲 𝐞𝐥 𝐚𝐦𝐨𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora