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Vicky se inclinó aún más, y en ese instante nuestras miradas se cruzaron, como si ambas supiéramos lo que estaba a punto de suceder. El sonido de la lluvia se desvaneció mientras sus labios rozaban los míos, suaves y tentativos, como si aún dudara. Pero no esperé más.

Cerré los ojos y me entregué al momento, sentí cómo su mano se deslizaba hasta mi rostro, acariciando mi mejilla con sus dedos cálidos, y su otra mano siguió en mí cintura, atrayéndome aún más hacia ella.

Nuestros labios se entrelazaron en un beso lento, uno que parecía contener todo lo que habíamos callado hasta ahora, un beso suave y tímido al principio.

El beso se intensificó, se fue volviendo más profundo, más intenso, como si todo lo que habíamos estado conteniendo se desbordara en ese contacto y con cada segundo que pasaba, nuestras respiraciones se hacían más profundas, entrecortadas.

La lluvia seguía cayendo, pero en ese instante, no importaba; todo lo que sentía era la calidez de sus labios, el suave roce de su piel contra la mía, su cuerpo pegado con el mio y el latido acelerado de mi propio corazón.

De repente, un trueno resonó en el cielo, tan fuerte que me hizo saltar ligeramente en sus brazos. Me aparté un poco, respirando entrecortada, y ambas nos quedamos en silencio por un segundo antes de echarnos a reír, con nuestras frentes aún juntas, las respiraciones aceleradas y nuestros labios hinchados.

— Creo que...es momento de regresar al depa Vic —dije, con una sonrisa tímida, sintiendo aún el calor en mis mejillas.

Vicky soltó una pequeña risa y asintió, frotándome suavemente los brazos para calentarme del frío que comenzaba a calarse. — Sí, mami, antes de que nos agarre ma' frió —murmuró, sin dejar de mirarme.

Me aseguré de que la puerta de la azotea estuviera bien cerrada, y al girarme, nuestras miradas se encontraron, con sonrisas cómplices y miradas cargadas de complicidad, sabíamos que nadie nos podía ver

— ¿Lista maddy? —preguntó Vicky, apretando suavemente mi mano, su expresión divertida y traviesa.

— Lista —le respondí con una sonrisa, sintiendo la adrenalina correr por mis venas.

Echamos a correr escaleras abajo con nuestras manos entrelazadas, riéndonos como si fuéramos dos niñas traviesas escapando de alguna travesura. Vicky me guiaba, aún sin soltarme, mientras doblábamos esquinas y bajábamos las escaleras, nuestras risas llenando el lugar. Cada tanto, nuestras miradas se cruzaban, compartiendo ese brillo cómplice que hacía que el momento se sintiera mágico, como si el mundo fuera nuestro.

Finalmente, llegamos al departamento, todavía riéndonos y sin soltarnos. La adrenalina y el frío de la lluvia aún se sentían en nuestros cuerpos. Mientras Vicky abría la puerta del departamento, entremos rápidamente y cerró la puerta detrás nuestro y nos apoyamos en ella.

Nos miramos, con nuestras respiraciones aceleradas y, sin poder evitarlo, soltamos una última risita, aún sintiendo el eco de la adrenalina. Sus ojos brillaban, y en ese momento, me di cuenta de lo mucho que me gustaba verla así, tan libre, tan ella. La sonrisa en su rostro me hacía olvidar el frío de la lluvia, y del ruido alrededor.

— Creo que lo mejor sería darnos una ducha para no resfriarnos —dije, rompiendo el silencio.

Vicky asintió, nos dirigimos hacia el cuarto, con Vicky siguiéndome detrás. Fui al armario y le saqué ropa nueva para que estuviera cómoda y calientita, junto con una toalla. Al volverme, la vi sonriendo, y no pude evitar sonreír de vuelta.

— Aquí tienes Vic —dije, extendiéndole la ropa junto con una toalla — Puedes bañarte primero, yo esperaré

— Acho, no te quiero hacer esperar, báñate tu primero mads — me dijo, mirándome indecisa antes de que una sonrisa atrevida se asomara — O nos podemos bañar las dos juntas, mami

INTERLINKED  ✉︎  Young MikoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora