☁️ Capituló 14 ☁️
Artemio estaba en la terraza del edificio de la disquera, fumando un cigarro mientras pensaba en lo que había pasado un mes atrás, cuando Pavel le trajo el contrato firmado por Gabriel. Al ver el nombre completo del muchacho, Gabriel Reverte Lomelí, ambos apellidos llamaron su atención, pero especialmente el apellido Lomelí. Había tratado de ignorar lo que ese apellido le recordaba, pero cuando escuchó que Gabriel era originario de Tijuana, todas las alarmas se dispararon.
Sacó su celular y marcó un número.
—Solís, necesito que me investigues a una persona... su nombre es Gabriel Reverte Lomelí —dijo Artemio, su voz baja y seria—. Parece que vivió en los últimos 12 años en Ensenada, Baja California, pero nació en Tijuana. Necesito que me averigües quién es su familia y todo sobre él.
Hubo un momento de silencio al otro lado de la línea.
—¿Qué buscas, Artemio? —preguntó Solís, su voz curiosa.
—Quiero saber si hay alguna conexión entre Gabriel y... —Artemio hizo una pausa, como si no quisiera decir el nombre en voz alta—. Tú sabes a quién me refiero.
—Entiendo —dijo Solís—. Me pondré a trabajar en eso. ¿Cuánto tiempo tienes?
—Tanto como sea necesario —respondió Artemio—. Quiero saber la verdad sobre Gabriel Reverte Lomelí.
Solís asintió, aunque Artemio no podía verlo.
—Está bien, Artemio. Te llamaré cuando tenga algo.
Artemio colgó el teléfono y se quedó mirando la ciudad, su mente llena de preguntas y dudas.
Ana Ivette se sentó junto a Gabriel en la sala del departamento, notando que ese día él estaba bajo de ánimos.
—Te noto triste, Gabriel. ¿Qué pasa? —preguntó Ana.
—Nada —dijo Gabriel, pero era obvio que estaba mal. Ana le insistió—. Gabriel, somos amigos. Cuéntame qué tienes.
Gabriel suspiró.
—Hoy es el aniversario de la muerte de mis padres —dijo—. También se cumplen catorce años de que me quedé sin vista a raíz del accidente donde murieron.
Ana se sorprendió.
—Lo siento mucho. No tenía idea. Con razón nunca hablas de tus padres y nunca mencionaste que vinieran a verte actuar.
—Tal vez lo hagan desde el cielo, junto a mi hermana —dijo Gabriel, su voz llena de nostalgia.
—Tenías una hermana y ella también murió —dijo Ana.
—Sí, era mayor que yo... se llamaba Nancy y recuerdo que era muy linda y cariñosa conmigo... pero ella no murió en ese accidente.
—Entonces... —dijo Ana.
—La mataron dos años antes —dijo Gabriel, su voz llena de dolor—. Después de su pérdida, mi familia jamás volvió a ser la misma. Mis padres dejaron todo para encontrar justicia y hasta la vida perdieron en ese accidente, por ir en busca de una prueba de dónde pudiera estar esa persona.
Ana se estremeció.
—Es muy triste todo lo que me cuentas y muy injusto —dijo, y agarró su mano—. ¿Pero lograron hacer justicia las autoridades?
—No, nada pasó —respondió Gabriel, su voz llena de impotencia—. Yo no pude hacer nada para que el caso no se enfriara y fuera olvidado porque era un huérfano de casi catorce años, además estaba ciego.
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El cielo de Ana Ivette
RandomAna Ivette, una modelo exitosa, viaja a Ensenada para supervisar los preparativos de su boda con Aarón. Sin embargo, su felicidad se derrumba cuando descubre la infidelidad de su prometido. Destrozada, Ana Ivette se encuentra con Gabriel, un joven c...