☁️ Capituló 26 ☁️

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☁️ Capituló 26 ☁️



Gabriel caminaba por la calle con Robby delante suyo, su celular en la mano. Se detuvo un momento y marcó el número de Leticia.

— Hola — respondió Leticia al otro lado de la línea.

— Perdón por molestarte tan tarde — dijo Gabriel —, pero quería hablar contigo sobre el concierto.

— Claro, ¿qué pasa? — preguntó Leticia.

— Quería decirte que si aún está en pie lo del concierto, acepto — dijo Gabriel —. Quiero intentarlo.

— ¡Genial! — exclamó Leticia —. Estoy emocionada de que hayas cambiado de opinión.

— Sí, necesito hacer algo nuevo — dijo Gabriel —. Algo que me ayude a dejar atrás todo lo que pasó.

— Entiendo — dijo Leticia — ¿ piensas quedarte en Ciudad de México mucho rato?

— no, mañana muy temprano me regreso a Ensenada... terminé con lo que venía hacer aquí.

— excelente, en cuánto estés de regreso empezamos a prepararlo todo— dijo Leticia.

— Gracias, Leticia — dijo Gabriel .

— No hay problema — respondió Leticia —. Mañana nos vemos...

— Perfecto — dijo Gabriel —. Buenas noches.

— Buenas noches — respondió Leticia.

Gabriel colgó y siguió caminando con Robby, sintiendo un nuevo propósito en su vida. El concierto podría ser justo lo que necesitaba para empezar de nuevo.

Transcurrió  un mes lleno de preparativos  el concierto de Leticia y Gabriel sería en una playa de Ensenada, y Gabriel ensayaba duro para poder interpretar como antes. La noche del concierto estaba cada vez más cerca, y Pavel, que había retomado su amistad con él y volvió a convertirse en su representante, hizo una pequeña travesura: le contó lo del concierto a Ana Ivette.

Ana Ivette, curiosa, empezó a seguir a Leticia Bernal en Instagram, donde encontró una serie de publicaciones que mostraban la química entre Leticia y Gabriel. Comenzó a notar que entre ellos había una dinámica especial, y se preguntó si Gabriel ya la había olvidado con Leticia.

Mientras tanto, las páginas del corazón empezaron a soltar rumores sobre la relación entre Leticia y Gabriel. Decían que Leticia era la nueva patrocinadora de Gabriel, y que él le estaba pagando por su ayuda con favores sexuales y otros beneficios. Gabriel se enfureció al escuchar estos rumores.

— ¡Es increíble! — exclamó —. Siempre asumen que tengo que dar algo a cambio, como si mi talento no existiera.

Leticia se rió al escucharlo.

— No te preocupes, Gabriel — dijo —. La gente siempre hablará. Lo importante es que sabemos la verdad.

Gabriel sonrió, agradecido por el apoyo de Leticia.

— Gracias, Leticia — dijo — pero me da pena que te inmiscuyan en chismes por estar cerca de mi .

Leticia le sonrió a Gabriel y le dijo:

— Debes aprender a tomar los comentarios de quien vienen... Son personas que no tienen nada mejor que hacer que andar opinando de la vida de los demás.

Gabriel suspiró.

— Lo sé, y sé que debería estar acostumbrado porque, para mi mala suerte, no es la primera vez que me pasa — comentó —. Pero después de lo que ha pasado en el último tiempo, me volví demasiado hipersensible a todo eso. Perdón.

El cielo de  Ana  Ivette  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora