☁️ Capituló 27 ☁️

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Ana confirmó lo que desde hace tiempo suponía: Gabriel jamás le había sido infiel con Natalia. Al día siguiente, publicó los videos que había grabado en el restaurante, y las redes sociales estallaron.

La noticia se propagó como un reguero de pólvora: todo había sido una mentira. Las fotos, la supuesta relación entre Natalia y Gabriel, y el que él supuestamente la había engañado, eran todas fabricaciones de Natalia.

Los seguidores de Gabriel y Ana se unieron para apoyarlos y condenar a Natalia por su manipulación y engaño. Los hashtags #JusticiaParaGabriel y #NataliaMentirosa comenzaron a trenzar en las redes sociales.

Gabriel, al enterarse de la publicación de los videos, se sintió aliviado y agradecido hacia Ana. Finalmente, la verdad había salido a la luz.

— Gracias, Ana — dijo Gabriel, llamándola por teléfono, mientras caminaba por la avenida Revolución de la ciudad de Tijuana, rodeado por el bullicio nocturno de la ciudad.

A su alrededor, las luces neón de los restaurantes, bares y tiendas iluminaban la noche, creando un espectáculo vibrante de colores y movimiento. Los sonidos de la música en vivo, las risas y las conversaciones de los transeúntes llenaban el aire. El olor a comida mexicana y el aroma de los cafés y bares nocturnos flotaban en el ambiente.

Sin embargo, Gabriel no veía nada de esto. Su mundo era de sombras y sonidos, pero su mente estaba llena de gratitud hacia Ana.

— No sé cómo podré recompensarte por esto — añadió, mientras escuchaba su voz al otro lado de la línea.

— No necesitas recompensarme, Gabriel — respondió Ana —. Solo quiero que seas feliz.

Gabriel sonrió, sintiendo el calor de la noche y la amabilidad de Ana.

— yo también quiero que seas feliz.

— ahora lo soy, Gabriel.

— me alegra saber eso — dijo anhelando poder decir más pero guardándose todo— me dio gusto oírte adiós, Ana.

— adiós, Gabriel— Ana Ivette se despidió.

Gabriel colgó el teléfono y siguió caminando, su corazón lleno de emociones.

Regresó al hotel donde se estaba quedando con Leticia mientras daban las últimas fechas del Tour

Leticia, al enterarse de la noticia, también se unió para apoyar a Gabriel.

— Estoy contigo, Gabriel — dijo —. Siempre.

Gabriel sintió los brazos de Leticia envolver su torso y lo acercó hasta que su cabeza quedó recostada en el regazo de ella. Se besaron un beso corto y romántico.

— Ahora sí podré caminar contigo del brazo sin sentirme juzgado — dijo Gabriel en un ataque de honestidad.

— Tú no tienes nada de qué avergonzarte, Gabriel — dijo Leticia —. Pero es genial que ahora la gente que se creyó los cuentos de esa mujer se sientan una bola de estúpidos y se tengan que tragar sus palabras.

Gabriel se levantó del regazo de Leticia y caminó hacia la ventana. Corrió la puerta corrediza y salió al balcón. La brisa nocturna acarició su rostro mientras las luces de la ciudad lo iluminaban.

— Gracias a esto puedo retomar mi carrera con mucha más confianza — dijo, sintiendo una sensación de liberación.

Leticia salió de la habitación y fue hacia él, abrazándolo por atrás.

El cielo de  Ana  Ivette  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora