✨Capituló 39 ✨
Gabriel y Ana llegaron al consultorio del veterinario con Robby, el fiel perro guía de Gabriel. El veterinario, un hombre amable y experimentado, los saludó con una sonrisa.
— Hola, ¿cómo están? ¿Qué los trae aquí hoy?
Ana explicó:
— Queremos asegurarnos de que Robby esté listo para viajar en avión con Gabriel. Necesitamos un certificado de salud.
El veterinario asintió y comenzó a examinar a Robby. Después de unos minutos, su expresión cambió.
— Lo siento, pero Robby tiene una infección por Kennel Cough, también conocida como tos de la perrera.
Gabriel y Ana se miraron preocupados.
— ¿Es grave? —preguntó Gabriel.
— No, no es grave —respondió el veterinario—. Pero sí es contagioso y puede ser un problema para viajar en avión. La presión del vuelo puede empeorar la condición.
Ana frunció el ceño.
— ¿Cuánto tiempo necesita para recuperarse?
— Unos 10 días con tratamiento y descanso. Luego, podemos reevaluar su condición y emitir el certificado de salud.
Gabriel se sintió decepcionado. Sin Robby, se sentiría perdido.
— ¿No hay otra opción? —preguntó.
El veterinario sacudió la cabeza.
— Lo siento, pero es mejor para Robby y para los demás pasajeros del avión. No queremos correr el riesgo de que la infección se propague.
Gabriel y Ana se miraron, sabiendo que debían tomar una decisión difícil.
Gabriel tomó de la mano a Ana y le dijo al doctor:
— Nos da un minuto, por favor.
El doctor asintió y salió de la habitación, cerrando la puerta detrás de él.
— Tal vez deberías viajar tú sola, Ana — dijo Gabriel, su voz llena de dudas.
Ana lo miró con sorpresa y preocupación.
— Gabriel, no... yo quiero que tú vengas conmigo — insistió, su voz firme pero llena de emoción.
Gabriel sacudió la cabeza.
— No sé, Ana. Esto puede ser una señal de que no debo viajar contigo. Robby es mi guía, mi compañero. Sin él, me siento perdido.
Ana se acercó a Gabriel y le tomó la otra mano.
— Podemos dejar a Robby con Pavel, él lo quiere y a Pavel encantan los perros. Estará bien — dijo, tratando de convencerlo. — Y tú vas conmigo, no pasará nada. Estaré contigo todo el tiempo.
Gabriel escuchó a Ana, captando la determinación en su tono. Sentía la tentación de ceder, de dejar que Ana lo llevara consigo. Pero la duda aún persistía.
— ¿Y si algo sale mal? ¿Y si no puedo manejarlo sin Robby? — preguntó, su voz llena de inquietud.
Ana sonrió y se acercó más a Gabriel.
— No pasará nada, te lo prometo. Estaré contigo, siempre. Y además, Pavel se ocupará de Robby. Él estará bien.
Gabriel respiró profundamente, sopesando sus opciones.
— Está bien... — dijo Gabriel, con una voz temerosa — Te acompañaré.
Ana sonrió y lo abrazó fuertemente, sintiendo un alivio y una alegría que la invadían.
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El cielo de Ana Ivette
RandomAna Ivette, una modelo exitosa, viaja a Ensenada para supervisar los preparativos de su boda con Aarón. Sin embargo, su felicidad se derrumba cuando descubre la infidelidad de su prometido. Destrozada, Ana Ivette se encuentra con Gabriel, un joven c...