Capitulo 38: Sobrevivir la noche

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La oscuridad nos envolvía, y los sonidos del Laberinto parecían acercarse cada vez más. Thomas y yo nos refugiamos en una pequeña hendidura de la pared, donde al menos podríamos estar fuera de la vista directa de las criaturas que acechaban en la noche.

"Escucha," dijo Thomas en un susurro, inclinándose hacia mí. "No hagas ningún ruido. Si nos quedamos quietos, tal vez no nos noten."

Asentí, pero cada sonido hacía que mi respiración se acelerara. Thomas me tomó la mano para tranquilizarme, su agarre firme y reconfortante. A pesar del peligro, sentía que no estaba sola.

"¿Crees que lo lograremos?" susurré.

Thomas me miró a los ojos, su expresión seria. "Sí, lo haremos. Pero tienes que confiar en mí."

Pasaron los minutos, luego una hora, y la tensión se hacía cada vez más insoportable. Cada sombra que se movía, cada crujido de las paredes, hacía que mi corazón latiera con fuerza. Sentí la necesidad de hablar, de romper el silencio para calmarme.

"Thomas, ¿qué fue lo que soñaste conmigo?" pregunté, tratando de susurrar.

Él me miró sorprendido, como si no esperara esa pregunta en ese momento. "Fue... extraño. Te vi antes de llegar aquí, en un sueño. No sé cómo explicarlo. Era como si ya te conociera, como si supiera que te iba a encontrar."

"Eso mismo me pasó a mí," admití, sintiéndome más conectada con él en ese momento. "Es raro, ¿verdad? Como si estuviéramos destinados a estar aquí juntos."

Thomas asintió, y en sus ojos noté una mezcla de comprensión y tristeza. "Tal vez eso significa algo... o tal vez solo somos parte de un juego mucho más grande."

De repente, un ruido fuerte nos hizo retroceder contra la pared. Las criaturas del Laberinto, esas enormes y peligrosas sombras, estaban más cerca de lo que pensábamos. Ambos nos quedamos quietos, conteniendo la respiración, mientras el sonido de sus zumbidos y pasos retumbaba en el suelo.

Los minutos se hicieron eternos, pero finalmente los ruidos se alejaron. Thomas soltó un suspiro aliviado y me miró. "Vamos a movernos. No podemos quedarnos aquí toda la noche."

Asentí, y tomados de la mano, comenzamos a avanzar entre las sombras. Sentía cada paso como si fuera el último, pero confiaba en él.

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