Capitulo 3: Confrontación

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Gally se acercó con una actitud amenazante, sus pasos resonaban en el suelo mientras avanzaba hacia mí. Su expresión era una mezcla de furia y desdén, y no podía evitar sentir una creciente presión en el pecho. Pero no iba a dejarme intimidar tan fácilmente.

"¿Qué dijiste?" exigió Gally, su voz cargada de hostilidad.

Sin darme tiempo a responder, me acerqué a él, enfrentándolo cara a cara. El miedo se mezclaba con una chispa de desafío en mi mirada. "¿Qué eres, un imbécil? Eso dije. ¿Y qué?" respondí con firmeza, tratando de mantener mi voz lo más segura posible.

Gally me miró con sorpresa, su rostro endurecido por la ira. "¿Tienes alguna idea de dónde estás?" soltó con desdén.

"Sí, y estoy cansada de tu actitud," replicé, mi voz firme a pesar de la amenaza implícita en sus palabras.

Gally parecía a punto de estallar. Su expresión se tornó aún más furiosa y su voz se tornó aún más despectiva. "Maldita patética," me espetó con un tono cargado de desprecio.

El insulto fue como un golpe, y mi indignación se intensificó. En un impulso, levanté mi mano para golpearlo, dispuesta a defenderme y mostrar que no iba a dejarme pisotear.

Justo cuando estaba a punto de lanzar el golpe, Minho, un chico con rasgos asiáticos y piel morena, intervino rápidamente. Se colocó entre Gally y yo, bloqueando mi movimiento con su cuerpo.

"Valla, chica linda," dijo Minho, su tono sorprendentemente relajado a pesar de la tensión. Sus ojos brillaban con una mezcla de diversión y curiosidad.

Gally, visiblemente frustrado, retrocedió un paso, su mirada fija en Minho. "¿Qué haces, Minho?" preguntó, su voz aún cargada de resentimiento.

Minho se volvió hacia Gally, sin dejar de mantenerme a salvo con su presencia. "Relájate, Gally. No es necesario que lleguemos a las manos. Dale un respiro a la nueva."

Gally, aún con el ceño fruncido, lanzó una última mirada fulminante en mi dirección antes de alejarse con un gruñido. La tensión en el aire comenzó a disiparse, aunque el recuerdo de la confrontación aún me mantenía en guardia.

Minho se volvió hacia mí con una sonrisa amable, pero también con una mirada que revelaba que entendía el peligro de la situación. "¿Estás bien?" preguntó, su tono más suave y preocupado.

Asentí, aún con el corazón acelerado. "Sí, gracias," respondí, tratando de calmarme. Aunque la situación no había sido ideal, la intervención de Minho había evitado que fuera aún más violenta.

Mientras Gally se alejaba, sentí una mezcla de alivio y adrenalina. Sabía que esto solo era el comienzo de una lucha por encontrar mi lugar en este nuevo y desafiante entorno.

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