Capitulo 26: Recuerdos perdidos

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Me senté en la cama, aún aturdida, y observé a Gally limpiando sus lágrimas con la manga de su camisa. “¿Quién es Thomas?” pregunté, sintiendo que algo en el aire había cambiado.

Gally me miró con una mezcla de celos y frustración. “¿Por qué te importa? Solo eres una novata.”

“No lo sé,” respondí, intentando calmarlo. “Solo escuché que me habló en mi sueño.”

“Estás loca,” dijo Gally, girándose abruptamente para alejarse, dejando un rastro de tensión en la habitación.

Chuck se quedó conmigo, observando cómo se iba Gally. “Oye, novata, ¿aún no recuerdas tu nombre?” me preguntó, su voz tierna contrastaba con la intensidad de la situación.

“No, pequeño, aún no,” respondí, acariciando su cabello rizado. “Pero gracias por estar aquí.”

“Eso es raro,” dijo Chuck, inclinando la cabeza, curioso. “¿Por qué no recuerdas nada? ¿Te caíste muy fuerte?”

“Tal vez,” murmuré, sintiendo un vacío en mi memoria. “Todo es confuso.”

“Podrías intentar recordar con nosotros,” sugirió Chuck, sonriendo con confianza. “Soy Chuck. Todos me conocen. Hay muchos chicos aquí que son buenos contigo.”

“Me alegra que estés aquí, Chuck,” respondí, sintiéndome un poco más cómoda. “No sé qué haría sin ti.”

“Siempre estaré aquí, novata,” dijo él, animado. “Si necesitas ayuda para recordar, solo pídelo.”

“Gracias,” le dije mientras jugueteaba con sus rizos. Su risa era contagiosa y me ayudó a calmar mis nervios.

“Así que… ¿Qué quieres hacer ahora?” preguntó Chuck, cambiando de tema.

“No lo sé,” admití. “Solo quiero sentirme normal otra vez.”

“Podemos hacer algo divertido,” sugirió, su rostro iluminándose. “¡Jugar a un juego o explorar el Área!”

Mientras pensaba en su oferta, la puerta se abrió de golpe y Gally regresó. “¿Qué está pasando aquí?” preguntó, con una mirada desafiante.

“Solo estamos charlando,” dije rápidamente, sintiendo que la tensión entre nosotros aún persistía.

“Es mejor que no te lleves tan bien con Chuck,” Gally respondió, cruzándose de brazos. “Él solo es un niño.”

“¿Y tú qué?” le reté, sintiendo la necesidad de defender a mi amigo. “No tienes que ser tan protector.”

Gally me miró fijamente, como si estuviera luchando con sus propios sentimientos. “Solo quiero que estés a salvo,” murmuró al final, suavizando un poco su tono.

“Lo sé,” respondí, sintiendo una conexión extraña entre nosotros. “Pero también necesito mi espacio.”

“Está bien,” Gally dijo, retrocediendo. “Solo no te olvides de que estás aquí con nosotros. No queremos perderte de nuevo.”

“Lo prometo,” dije, sintiéndome agradecida por su preocupación, aunque su actitud a veces me frustrara.

“Genial. Ahora, ¿qué hacemos?” Chuck interrumpió, ansioso por cambiar de tema.

“Podríamos…” empecé, pero Gally me interrumpió.

“Solo no hagas nada imprudente,” dijo Gally, mirándome intensamente. “Aún no estás lista para arriesgarte.”

“Puedo cuidar de mí misma, Gally,” respondí, sintiendo un poco de desafío en mi voz.

“Eso espero,” murmuró él antes de salir de la habitación nuevamente, dejando a Chuck y a mí en un momento de silencio.

“Es un poco intenso, ¿no?” Chuck dijo, rompiendo el silencio. “Pero tiene razón. No te expongas demasiado.”

“Lo sé, Chuck. Gracias,” respondí, dándome cuenta de que tal vez, a pesar de todo, había quienes realmente se preocupaban por mí.

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