Capitulo 1: Tu llegada

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Estaba dentro de una caja metálica. Sentía cómo esta ascendía a gran velocidad, sacudiéndose violentamente. Cada sacudida resonaba en mi cuerpo, y el aire en el interior se volvía cada vez más denso y opresivo. Mi respiración era rápida y agitada, el mareo me envolvía, y cada vez que la caja daba un brusco tirón, mis pies resbalaban. Me aferraba desesperadamente a las paredes metálicas, buscando algún tipo de estabilidad en medio de aquel caos.

No podía ver nada, la oscuridad era total, pero sabía que tenía que estar preparada para lo que fuera que me esperara arriba. Mis manos, temblorosas por el miedo, encontraron un alambre suelto en la caja. Estaba afilado, lo suficiente como para servir de defensa. No entendía cómo había llegado allí ni por qué, pero la desesperación me impulsaba a estar lista para cualquier cosa.

De repente, la caja se detuvo con un golpe seco y las puertas se abrieron bruscamente. Una luz cegadora inundó el interior, obligándome a entrecerrar los ojos. Escuché voces murmurando a mi alrededor y vi figuras borrosas moviéndose fuera de la caja. Pero no me atreví a salir. El nudo de miedo en mi estómago se hizo más fuerte, mientras apretaba el alambre con fuerza en mi mano, lista para defenderme.

Un chico rubio, alto y delgado, descendió cuidadosamente en la caja. Su expresión era seria, pero había un destello de amabilidad en sus ojos.

"Tranquila, soy Newt. Solo quiero ayudarte a salir de aquí, ¿vale?" dijo con calma, extendiendo una mano hacia mí.

El miedo y la confusión me dominaban. Sin pensar, levanté el alambre, casi atacándolo, antes de detenerme al ver la sorpresa en su rostro.

Antes de que pudiera procesar lo que estaba pasando, otra figura bajó rápidamente. La atmósfera se volvió mucho más tensa. Era un chico alto, con piel blanca, pecas y cejas llamativas. Su mirada era helada, llena de desdén. Sin decir una palabra, se abalanzó sobre mí y me empujó con fuerza contra la pared metálica de la caja. El impacto me dejó sin aliento.

"¿Qué diablos te pasa?" gruñó Gally, su voz áspera resonando en la estrechez de la caja.

Me sujetó con fuerza por los brazos, y el dolor del agarre implacable recorrió mi cuerpo. No me dio tiempo a resistir antes de que me levantara con facilidad, como si fuera una muñeca de trapo, y me lanzara fuera de la caja. Caí pesadamente sobre el pasto, el aliento escapando de mis pulmones mientras trataba de comprender lo que acababa de ocurrir.

Gally saltó detrás de mí, su desprecio evidente en su expresión.

"Muévete de una vez, maldita idiota", espetó, su tono lleno de desdén mientras me miraba desde arriba.

Newt bajó de la caja después de él, su expresión era una mezcla de preocupación y cautela. Se acercó lentamente, manteniendo las manos a la vista para no asustarme más.

"Está bien, ya pasó", dijo Newt con suavidad, pero aún temblaba por la adrenalina y el miedo.

Alrededor de mí, otros chicos me miraban con curiosidad y recelo. Un chico de piel morena, amable y risueño, llamado Sarten, me ofreció una mano para ayudarme a levantarme.

"Soy Sarten. Vamos, te daremos un recorrido para que te calmes, ¿de acuerdo?" Su sonrisa intentaba tranquilizarme, pero el impacto de lo que acababa de suceder seguía grabado en mi mente.

A mi lado, un niño pequeño y regordete, con rizos hermosos y pecas en las mejillas, se acercó con timidez.

"Yo soy Chuck. No te preocupes, todo se pondrá mejor". Trató de animarme, pero la fría mirada de Gally seguía clavada en mí.

Aunque Newt, Sarten y Chuck intentaban suavizar la situación, la experiencia de ser empujada y lanzada por Gally me dejó claro que mi estancia en el Área no sería nada fácil. A pesar de la amabilidad de algunos, la hostilidad y frialdad de Gally serían una constante que me costaría mucho enfrentar.

Exploración del Área

Estaba sentada en el pasto, tratando de procesar todo lo que había ocurrido. Me levanté lentamente, observando a mi alrededor con cautela. Me encontré en un lugar cerrado, rodeada por enormes puertas metálicas que se alzaban imponentes. No había un rastro de las altas paredes ni del cielo; todo parecía estar envuelto en una especie de recinto.

Al mirar más de cerca, noté que el Área no era un lugar vacío. Era una pequeña comunidad, aunque solo estaba llena de chicos. No había ninguna otra chica en vista, solo yo, rodeada por un grupo de miradas curiosas y, en algunos casos, despectivas. La sensación de ser la única mujer en medio de un grupo de chicos me hizo sentir aún más vulnerable.

La confusión y el miedo se mezclaban dentro de mí. "¿Por qué no recuerdo nada?" pregunté en voz alta, mirando a los chicos que me rodeaban. La desesperación en mi voz no pasó desapercibida.

"¡¿QUÉ HAGO AQUÍ?!" grité, mi voz cargada de angustia. El eco de mi grito resonó en el recinto, pero en lugar de recibir respuestas, sentí un empujón repentino.

"¡Cállate!" era Gally, su voz dura y fría como el hielo. Me empujó con fuerza, y el impacto me hizo tambalear. "Deja de llorar y mejor ve a trabajar", dijo con desdén, su actitud cruel y dominante.

Antes de que pudiera decir más, la voz de Newt se alzó con firmeza.

"¡Gally, no seas un imbécil!" gritó Newt, su tono lleno de frustración y enojo. "Ella es nueva aquí, no la puedes tratar así."

Gally se giró hacia Newt, su expresión se endureció aún más. "¿Y qué? ¿Acaso debería darle la bienvenida con flores?" replicó con una mezcla de sarcasmo y desdén.

Newt se acercó a mí, tratando de calmar la situación. "Lo siento, no todos aquí son amables al principio. Solo trata de ignorar a Gally por ahora. ¿Estás bien?"

A pesar de sus palabras tranquilizadoras, sentía que la hostilidad de Gally había dejado una marca profunda. Mientras observaba cómo Gally se alejaba, aún podía sentir el peso de su desprecio. Sabía que tendría que encontrar una manera de enfrentar esta dura realidad y adaptarme a mi nuevo entorno, no sin antes lidiar con la fría indiferencia y los comentarios abusadores que me rodeaban.

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