Capitulo 25: La resistencia de Thomas

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Minho y Gally se adentraron en el Laberinto, los ecos de mis gritos resonaban en sus oídos. “¿La escuchaste?” preguntó Minho, acelerando el paso.

“Sí, está cerca. ¡Vamos!” Gally respondió, su voz tensa mientras su corazón latía con fuerza.

A medida que avanzaban, el grito se hizo más claro. Al llegar a una esquina, allí estaba yo, desmayada en el suelo. Gally se apresuró a inclinarse sobre mí. “¡No! ¡Despierta!”

“¿Está bien?” Minho preguntó, mirando alrededor con ansiedad. “¿La llevamos a la enfermería?”

“Sí, rápido,” Gally dijo mientras me recogía en sus brazos. “No puedo perder más tiempo aquí.”

En la enfermería, Gally me dejó suavemente sobre una cama, y Chuck se acercó rápidamente. “¿Qué pasó? ¡La estaban buscando!”

“Se desmayó en el Laberinto,” Minho respondió, ajustando una venda en mi brazo. “Necesitamos que despierte.”

Gally se quedó al lado de la cama, visiblemente preocupado. “¿Qué le pasó? No debió haber estado allí.”

Mientras los chicos discutían, me sumergí en un sueño profundo, sintiendo una voz familiar. “Soy Thomas,” decía. “Estarás bien, resiste…”

“¿Thomas?” murmuré en el sueño, sintiendo su presencia. “¿Dónde estás?”

“Estoy aquí,” la voz resonaba en mi mente, calma y reconfortante. “Solo tienes que aguantar un poco más.”

La imagen de un chico con cabello oscuro y una sonrisa decidida apareció ante mí. “Resiste, por favor,” repetía. “No te rindas.”

En la enfermería, Gally observaba, su expresión era de preocupación pura. “Vamos, despierta. Tienes que hacerlo.”

“Gally, ¿estás bien?” preguntó Chuck, mirándolo con curiosidad.

“Yo… solo quiero que despierte,” Gally respondió, su voz temblando un poco. “No puedo perderla.”

Minho se acercó y puso una mano en su hombro. “Ella es fuerte, Gally. Tiene que serlo. Solo necesita tiempo.”

“Sí, pero… no sé qué haría si algo le pasara,” Gally murmuró, su voz baja pero llena de emoción.

“Ella volverá,” aseguró Minho. “Te lo prometo.”

De repente, abrí los ojos, desorientada. “¿Thomas?” murmuré, buscando su rostro.

“¡Está despierta!” Chuck gritó, atrayendo la atención de todos.

Gally se inclinó hacia mí, su expresión de alivio era evidente. “¡Gracias a Dios! ¿Cómo te sientes?”

“Me… me duele un poco,” admití, tratando de incorporarme. “¿Qué pasó?”

“Te encontramos en el Laberinto,” dijo Minho, aliviado. “No vuelvas a hacer eso. No estamos listos para perderte.”

“Lo sé, lo siento,” respondí, recordando la voz de Thomas. “¿Dónde está Thomas?”

“¿Quién es Thomas?” preguntó Gally, frunciendo el ceño.

“Es… es solo alguien,” murmuré, sintiendo que la conexión que había sentido con él se desvanecía.

Gally me miró, frustrado. “Olvídalo. Ahora eres nuestra prioridad. ¡No te alejes de nosotros de nuevo!”

“Lo prometo,” dije, sintiendo una extraña mezcla de alivio y confusión.

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