Capitulo 30: La fricción crece

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Sentí la mirada de Gally quemándome la espalda mientras me alejaba. Sabía que no estaba bien, que algo en él estaba a punto de explotar, pero en ese momento necesitaba procesar lo que acababa de pasar. Todo me había dejado en shock: Thomas, mi nombre, el desconcierto de quién era y cómo todo encajaba.

Me escondí en una esquina, intentando tranquilizar mi respiración, pero no tuve mucho tiempo para calmarme. De repente, escuché a Gally hablar, su voz baja y cargada de ira.

"Aleja tus manos de ella."

Me giré bruscamente para ver a Gally acercarse a Thomas con una furia contenida en cada paso. Thomas, en cambio, estaba parado frente a él, inmóvil y con una mirada firme.

"¿Qué dijiste?" preguntó Thomas, manteniendo la calma, pero su tono estaba lleno de tensión.

"Te dije que te alejes de ella," respondió Gally con los dientes apretados, cerrando la distancia entre ellos. "No tienes ni idea de lo que está pasando aquí."

Thomas arqueó una ceja, completamente impasible. "¿Y qué crees que es lo que está pasando? Porque, por lo que veo, ella tiene derecho a elegir."

"¡No te metas en esto, novato!" gritó Gally, sus puños apretados con tanta fuerza que sus nudillos se pusieron blancos. "Apenas llegaste y ya actúas como si entendieras lo que está pasando. ¡No sabes nada!"

Thomas no se inmutó. Dio un paso hacia Gally, sin miedo, y lo miró directamente a los ojos. "No pretendo saberlo todo, pero lo que sí sé es que no voy a quedarme de brazos cruzados mientras intentas intimidarla."

Gally soltó una risa amarga. "¿Ah, sí? ¿Crees que eres su salvador o algo por el estilo? Esto no tiene nada que ver contigo."

"Lo que tiene que ver conmigo es no permitir que la trates de esa manera," replicó Thomas, manteniendo su tono sereno. "Lo que ella decida no es asunto tuyo."

Los chicos alrededor comenzaron a notar la tensión en el aire. Sarten se acercó con cautela, mientras Newt y Minho observaban desde lejos, listos para intervenir si era necesario.

"No me digas lo que hacer," dijo Gally con una voz más baja, pero claramente más peligrosa. Se acercó aún más a Thomas, casi tocando su pecho con el suyo. "Ella no es asunto tuyo, novato. ¡No lo es!"

"Eso lo decide ella," insistió Thomas, más calmado de lo que parecía. "Y por lo que veo, está claro que no tienes ni idea de lo que realmente le importa."

Fue en ese momento cuando Gally perdió el control. Con un rápido movimiento, empujó a Thomas con fuerza en el pecho, haciendo que retrocediera unos pasos. Thomas recuperó el equilibrio rápidamente y, sin dudarlo, empujó de vuelta a Gally, con una fuerza aún mayor.

"¡No vuelvas a tocarme!" advirtió Thomas, su voz baja pero cargada de amenaza.

La risa de Gally resonó, sarcástica y llena de amargura. "¿Eso es todo? ¿Vas a correr como todos los demás cuando las cosas se pongan difíciles?"

Los ojos de Thomas se oscurecieron, y antes de que pudiera pensarlo dos veces, se lanzó hacia Gally con un golpe directo a su rostro. Gally, anticipando el movimiento, lo esquivó hábilmente, agarrando a Thomas por el brazo y tirándolo al suelo con un rápido movimiento.

Los chicos alrededor comenzaron a murmurar, asombrados por lo que estaba pasando, pero ninguno intervino aún.

Thomas se levantó rápidamente del suelo, su respiración agitada, y sin pensarlo dos veces, cargó hacia Gally una vez más. Esta vez logró conectar un golpe en el estómago de Gally, haciéndolo doblarse ligeramente.

"Te advertí," jadeó Thomas, "no te metas con ella."

Gally se llevó una mano al labio, que comenzaba a sangrar, pero en lugar de detenerse, soltó una risa furiosa y descontrolada. "¿Eso es todo? ¿Un solo golpe y ya crees que ganaste?"

Thomas no respondió, pero su respiración pesada y su mirada decidida demostraban que no estaba dispuesto a retroceder.

Gally se lanzó hacia Thomas una vez más, pero justo antes de que pudiera golpearlo, Minho apareció entre ellos, empujando a Gally hacia atrás con fuerza. "¡Ya basta!" gritó Minho, poniéndose entre ambos. "Esto no va a solucionar nada."

"Quítate del medio, Minho," gruñó Gally, intentando apartarlo, pero Minho no se movió.

"Escúchame, Gally," dijo Minho con firmeza, sus ojos brillando con determinación. "Si quieres pelear, hazlo conmigo. Pero ya basta de atacarlo."

Gally respiraba con dificultad, sus ojos llenos de rabia, pero también de algo más: confusión. Sus puños seguían apretados, pero se notaba que no sabía cómo continuar.

"¿Por qué te importa tanto?" preguntó Gally finalmente, su voz cargada de resentimiento. "No entiendes nada. Ninguno de ustedes."

Thomas, sin perder la compostura, dio un paso adelante, aunque esta vez su tono fue más suave. "No estamos aquí para pelearnos entre nosotros. Todos estamos atrapados en este lugar, Gally. Lo único que podemos hacer es trabajar juntos."

La mirada de Gally se oscureció, su furia parecía disolverse en una especie de frustración amarga. "Siempre es lo mismo," murmuró, sus ojos evitando los de Thomas. "Hablan de trabajar juntos, pero al final, soy yo el que siempre queda fuera."

Un silencio incómodo cayó sobre el grupo. Nadie sabía exactamente qué decir. Finalmente, Gally soltó un resoplido de frustración y dio un paso atrás.

"Solo mantente lejos de ella," dijo en voz baja, antes de girarse y alejarse rápidamente, su figura tensa y sus hombros bajos.

Mientras se alejaba, el ambiente se sintió un poco más ligero, pero todos sabíamos que la tensión aún estaba ahí, latente. Thomas respiró hondo, limpiándose el sudor de la frente, mientras Minho lo observaba con una mezcla de preocupación y advertencia.

"Esto tiene que parar," dijo Minho, mirando a todos. "No podemos seguir así. Tenemos problemas más grandes de los que preocuparnos que peleas internas."

Thomas asintió, mirando hacia el lugar donde Gally había desaparecido. "Lo sé... pero no podemos ignorar lo que está pasando. Algo en él no está bien."

Me quedé observando desde la distancia, sintiendo la tensión en el aire, y sabiendo que esta pelea no era el fin. Solo era el comienzo.

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