Introducción

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Tu llegada al Área fue como caer de golpe en un lugar donde la esperanza parecía haberse desvanecido hace mucho. Rodeado por un grupo de chicos, todos atrapados en este laberinto sin salida, te diste cuenta rápidamente de que aquí no había espacio para la debilidad. Y entre todos ellos, había uno que destacaba no por su liderazgo, sino por la forma en que el ambiente se tensaba a su alrededor, como si su mera existencia pudiera apagar cualquier chispa de calor humano. Su nombre era Gally, y bastó con un cruce de miradas para que sintieras cómo un frío helado se apoderaba de tu interior.Gally no se molestaba en disimular su desdén hacia los recién llegados. Cada palabra que salía de su boca era como una daga, afilada y carente de cualquier rastro de compasión. No le importaba si sus palabras herían, de hecho, parecía disfrutar viendo cómo otros se encogían bajo el peso de su mirada gélida y su actitud ruda. No había ni un atisbo de amabilidad en él; solo había dureza, una grosería que te hacía sentir pequeño, insignificante.Pero había algo más. Algo que, aunque te enfurecía, también te atrapaba, como un oscuro abismo que te incitaba a acercarte, aun sabiendo que solo encontrarías más frío, más rechazo. Gally era un enigma, uno que no deseabas resolver, pero del que no podías apartarte. Era como el invierno personificado, y estar cerca de él te hacía dudar de si alguna vez volverías a sentir calor de nuevo.

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