Re: Mercenario Interdimensional

Volumen 2: Nuevo Mundo: Capitúlo 3

Mientras Adam está sumido en su meditación para comunicarse con la disformidad, solo Alina y Caster permanecen despiertos y protegen al grupo mientras descansan.

Todo estaba en completo silencio, salvo el pequeño ruido que hacía Caster mientras grababa sus runas.

El silencio fue pesado y duró bastante tiempo hasta que Caster no pudo soportarlo más, sumado a la mirada que Alina mantenía sobre él.

—Diga, ¿en qué pude ofenderla, señora? —preguntó, pero a cambio solo recibió la misma mirada silenciosa.

"Está bien si no querías responder a eso. Pero, ¿puedo hacerte otra pregunta?", preguntó de nuevo. Una vez más, todo lo que recibió fue una mirada silenciosa que lo perturbó lo suficiente como para no poder grabar una piedra rúnica y se agrietó.

Caster se rascó la cabeza y se sintió frustrado, pero se lo guardó para sí y suspiró, deseando beber algo de alcohol y salir a explorar la mansión, si es que había algo.

—Alina... ¿Qué te dije sobre comportarte bien con gente nueva? —Adam anunció de repente que estaba despierto y sorprendió a Alina.

—M-Milord... No me gusta esa persona. Fue grosero e irrespetuoso. —Se defendió rápidamente, pero Adam no se lo creyó.

—¿Sobre qué base? Hasta donde yo sé. Él se había comportado bien y eres tú la que carece de tolerancia. —Suspiró y se frotó la frente con una mirada preocupada—. Esto ya no es el Imperio, Alina. Ya no soy el Regente Imperial, ni el Gran Maestro Supremo ni el Lord Comandante de un ejército que abarca toda la galaxia. Ahora soy simplemente un extraño en una tierra extranjera. Ya no exijo ese tipo de respeto ni lo deseo.

—Pero... —protestó, pero murió en su propia garganta antes de poder decirlo.

"Está bien. No te culpo por ello. Fue mi incompetencia la que te hizo estar así. Es mi fracaso como tu señor el no haberte enseñado modales apropiados".

Ella se quedó mirando en estado de shock y enojada porque Adam se culparía a sí mismo por sus errores. Su amo perfecto preferiría asumir la culpa de la incompetencia por ella. Sin embargo, no podía negar que, después de todo, es responsabilidad del Amo educar a sus sirvientes. No podía refutar eso porque hacerlo declararía que no lo veía como su Amo. Preferiría morir antes que hacerlo.

Por eso, se tragó sus amargos sentimientos y se limitó a bajar la cabeza avergonzada. Juró que sería mejor y no mancharía su honor.

En cuanto a Adam, sonrió con sorna porque, cuando se trata con fanáticos, la psicología inversa siempre es la mejor: usar sus propias palabras en su contra.

Entonces Caster, por casualidad, pareció no haber oído nada y llevó unas cuantas botellas de vino a la sala de estar como si no los hubiera estado escuchando a escondidas a él y a Alina.

"Miren lo que encontré". Caster les presenta su botín a Adam y Alina antes de ir a buscar unos vasos.

"Bueno, no tan fuerte como me gustaría. Pero no soy exigente con mi elección". Caster le ofrece a Adam un vaso y corta la parte tapada de la botella con un simple hechizo mágico y vierte el vino tinto en todos los vasos.

—Gracias —dijo Adán y se llevó el vino a la boca para beberlo.

No son tan buenos como los que alguna vez sacó a escondidas de la colección de Roboute Guilliman. Son insignificantes en comparación, pero mejor que nada.

"Entonces, ¿escuché que tienes preguntas, Caster? Con gusto las responderé si quieres", dijo Adam mientras extendía su vaso vacío para que le sirvieran otra copa, que Alina sirvió rápidamente.