A Law no le gusta salir, son pocas las veces que lo hace por insistencia de sus amigos, así que cuando su mejor amigo Bepo le hace ojitos para que lo acompañe a un bar para ver a la banda de uno de un amigo no le queda más que aceptar.
En el instan...
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Shachi no podía creer que se iban a comer su torta frente a él, literalmente había guardado su torta en el refri que tenían en el hospital, donde le había colocado su nombre para que nadie lo tomara y ahí estaba Bepo y Penguin comiendo la mientras Law les platicaba acerca de su cena con sus suegros.
Realmente su amigo tenía una suerte de perros, si no le pasaba una, le pasaba otra, aunque burlarse de eso era lo mejor, querían a Law demasiado, era una persona tan gruñona que era su deber como amigo hacerlo reír y darle el amor que jura no querer.
O eso era hasta que chasqueo los dedos.
—Casi lo olvido, Penguin —Llamó a lo que el susodicho fue bajando el volumen de su risa.
—¿Si Capi? —pregunto extrañado, realmente esperaba que no lo pusiera a doblar turno.
—Hable con Ikkaku —La forma en que la mirada de Penguin se iluminó ante la mención de su amiga, lo molesto ligeramente mientras se acercaba a comerse su torta.
—¿Y qué te dijo? —Pregunto Bepo haciéndole espacio a Shachi para que también comiera cuando claramente se comían lo que era suyo.
—Bueno me dio algunos consejos y pues le pregunte si saldría con Penguin— Se quedó totalmente paralizado al escuchar aquellas palabras, el estómago se le revolvió al instante mientras alzaba la mirada en dirección de su amigo ¿Ikkaku no...?
—¿Qué? ¿En serio? —dijo con ilusión Penguin dejando de lado la torta. —¿Qué le dijo capitán?
—Me dijo que no le molestaría —dijo con orgullo. —Así que puedes pedirle una cita y....
—¡No! —exclamó Shachi antes de darse cuenta y tres pares de ojos estaban en el al instante, se arrepentía ligeramente de su reacción, pero no podía permitirlo.
Ya llevaba mucho tiempo dándole vueltas al asunto, desde la última vez que fue rechazado por Nami, se dio cuenta que realmente le gustaba Penguin.
Se conocían prácticamente de toda la vida, se criaron juntos, vivieron cosas terribles y cosas buenas juntos, mientras más lo analizaba, más se daba cuenta de que llevaba tiempo enamorado de él, aunque no quisiera admitirlo ¿Como se podía admitir que tu gustaba tu amigo? Era difícil, realmente difícil... Mucho más si no sabes si serás correspondido, pero algo le decía que si lo intentaba quizás solo quizás...
Tendría una oportunidad.
—¿Eh? ¿Como qué no? —Cuestionó Penguin cruzándose de brazos. —¿Qué? ¿Tambien te gusta? —se quejó acercándose a su amigo con fastidio.
—No, Ikkaku no me gusta —Aseguró con cierto nerviosismo.
—¿Entonces qué pasa? —pregunto Bepo un tanto confundido.
—Yo... Bueno... —Vio hacia los lados nervioso y sin querer dejar salir esas palabras, pero no iba a acobardarse, así que respiro profundo, saco el pecho y vio directamente a Penguin. —Me gustas tú
