Capitulo 11:Las primeras tensiones

6 0 0
                                    

Cuatro semanas habían pasado desde aquella mágica noche bajo las estrellas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Cuatro semanas habían pasado desde aquella mágica noche bajo las estrellas. La conexión con Keili crecía cada día, y mi corazón se sentía más ligero desde que habíamos compartido aquellas palabras que cambiarían todo: "Te amo". 

Las cosas parecían encajar, como las estrellas en el cielo que habíamos contemplado, y cada momento con ella era una nueva aventura que deseaba explorar.

Era un sábado soleado, y después de una semana de clases agotadoras, había decidido que era el momento perfecto para presentarle a mi mejor amiga, Clara. Sabía que Keili y Clara harían clic instantáneamente; ambas eran fuertes, divertidas y, aunque diferentes en muchos aspectos, compartían esa luz que atraía a las personas. 

Quería que Keili conociera a la persona que había estado a mi lado en los momentos más importantes de mi vida.

Cuando llegamos al café, la pequeña campanita de la puerta sonó, y un aroma a café fresco llenó el aire. 

Clara ya estaba sentada en una mesa, absorta en su teléfono, pero al levantar la vista y vernos, una enorme sonrisa iluminó su rostro.

—¡Dylan! —gritó, levantándose para darnos un abrazo—. ¡Por fin llegas! Y tú debes ser Keili, he oído tanto de ti.

Keili sonrió, un poco tímida pero encantadora, mientras Clara la abrazaba con la misma calidez con la que siempre me había recibido. 

Observé cómo el hielo se rompía rápidamente entre ellas, y me sentí aliviado. Sabía que este encuentro era importante; quería que Keili se sintiera cómoda y aceptada en mi mundo.

—Es un placer conocerte, Clara —respondió Keili, mirando a mi amiga con curiosidad.

Nos sentamos, y mientras ordenábamos, la conversación fluyó naturalmente. Clara, siempre llena de energía, comenzó a bombardear a Keili con preguntas sobre sus intereses, sus pasiones y su vida. 

La risa pronto llenó el aire, y no pude evitar sentirme agradecido por la conexión que se estaba formando entre las dos.

—Así que, ¿cuál es la historia de ustedes? —preguntó Clara, con una mirada traviesa en sus ojos. 

Me sonrojé un poco; siempre había sido un poco reservado sobre mis sentimientos, pero no podía ocultar lo que sentía por Keili.

—Oh, solo somos amigos —dije con un tono de broma, lanzando una mirada a Keili que la hizo sonreír.

—Amigos, ¿eh? —respondió Clara, haciendo un gesto de incredulidad—. Vamos, Dylan, sabemos que hay más que eso. ¡Es obvio que están locamente enamorados!

Keili se rió, y me di cuenta de que su risa era una melodía que nunca me cansaría de escuchar. A medida que la conversación continuaba, mis sentimientos hacia ella se reafirmaban. 

Cada palabra, cada risa, me hacía querer más que nunca proteger y cuidar de ella. Sara estaba haciendo un gran trabajo al ayudar a que Keili se sintiera más en casa.

Amores que aprenden a soltarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora