CAPÍTULO 59: Rompiendo Barreras

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Renesmee POV

El sonido de mis puños impactando contra el saco de entrenamiento reverberaba en el vacío del salón. El golpeo incesante era como un alivio, una válvula de escape para las emociones reprimidas, la frustración acumulada y sobre todo, los pensamientos incesantes sobre Alec. No podía apartarlo de mi mente, no después de nuestra última conversación... ¿Por qué tenía que complicar tanto las cosas?

Sentía cómo cada golpe iba acompañado de esa mezcla de rabia e incertidumbre, de preguntas sin respuesta. Si de algo estaba segura era de que no podía seguir ignorando lo que él despertaba en mí, aunque tampoco entendía del todo qué era.

De repente, sentí una presencia familiar en la entrada de la sala. Sin darme la vuelta, supe quién era. Podía percibir su esencia, su olor y sobre todo, su mirada fija sobre mí. Me detuve un momento, respirando hondo antes de girarme hacia Alec.

Estaba de pie con los brazos cruzados, observándome en silencio. Esa mirada intensa, que siempre parecía escrutar hasta lo más profundo de mi ser, no dejaba de provocarme una extraña mezcla de incomodidad y atracción.

- ¿Quieres algo?- pregunté tratando de mantener mi tono despreocupado.

Alec esbozó una ligera sonrisa antes de dar un par de pasos hacia mí.

- Pensé que podrías necesitar un compañero de entrenamiento.- respondió con un brillo desafiante en sus ojos.- A menos, claro, que prefieras estar sola.

Lo miré, sopesando sus palabras y tratando de decidir si aceptar su propuesta era una buena idea o no. Sabía que aceptar significaría lidiar con la tensión que flotaba entre nosotros, pero también sentía la necesidad de confrontar todo lo que había estado evadiendo.

- Está bien.- respondí finalmente encogiéndome de hombros.- Solo espero que no te canses demasiado rápido.

Alec soltó una risa seca, esa risa que siempre usaba cuando intentaba parecer desinteresado, aunque sabía que era solo una máscara.

- Veamos si puedes mantener el ritmo Renesmee.

___

Empezamos con una serie de golpes rápidos, bloqueos y movimientos estratégicos. Alec y yo nos movíamos como si fuéramos piezas de un mismo engranaje, anticipando los movimientos del otro con una precisión casi milimétrica. Cada golpe suyo encontraba su réplica en mi defensa, y cada ataque mío era recibido con una destreza que solo él podía igualar.

Sin embargo, a medida que avanzábamos, la tensión en el aire aumentaba y cada vez era más difícil ignorar el cúmulo de emociones que se acumulaban. Los intercambios de golpes se volvieron más intensos, casi violentos, y cada uno parecía cargado con lo que no nos atrevíamos a decir.

- ¿Así es como te entrenó Afton?- preguntó Alec, con un tono que rozaba el sarcasmo mientras esquivaba uno de mis golpes.

Fruncí el ceño, notando la irritación en su voz.

- ¿Y qué te importa cómo me entrene Afton?- respondí lanzando un golpe que él bloqueó con facilidad.- No veo que te moleste tanto cuando entrenas a Lía.

Alec hizo una pausa mínima, lo suficiente como para que yo pudiera ver el destello de celos en su mirada.

- No es lo mismo, Renesmee.- replicó en voz baja, antes de lanzarse hacia mí con una serie de movimientos que me obligaron a retroceder.

- Claro que no.- dije con sarcasmo esquivando sus ataques.- Aftón es solo un compañero. No entiendo por qué te molesta tanto que me acerque a alguien más.

Por un instante, sus ojos se oscurecieron y el siguiente golpe fue más fuerte, más preciso, como si estuviera liberando toda la frustración contenida.

MI ETERNIDAD ESTÁ JUNTO A TI Donde viven las historias. Descúbrelo ahora