CAPÍTULO 24: Juramento en el Jardín

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Renesmee POV

El día en el castillo era extrañamente apacible. Esa calma me permitió vagar por los jardines y recorrer los pasillos de piedra sin prisa, intentando despejar mi mente. Desde mi llegada, mi vida había dado giros impensados, y cada día me recordaba lo lejos que había quedado la inocencia de mi infancia. Aunque los Vulturi nunca hablan de "paz", para mí, aquel raro momento de tranquilidad me parecía casi un lujo.

Me encontré rodeada de las rosas oscuras que adornaban el jardín central, tocando sus pétalos con la punta de mis dedos, notando cómo el rojo profundo parecía casi negro bajo la luz suave del amanecer. Quizá era por eso que adoraba este jardín: sus flores mostraban belleza y peligro al mismo tiempo, justo como los Vulturi. Mi mente se paseaba entre pensamientos hasta que me pareció oír una voz familiar.

Deteniéndome un momento, ladeé la cabeza y agucé el oído. El timbre áspero y algo altivo era inconfundible: Chelsea. Apreté la mandíbula, sintiendo una chispa de molestia. Mi relación con ella era, en el mejor de los casos, indiferente y, en el peor, puramente hostil. No confiaba en ella, y en más de una ocasión, Jane me había advertido de que no me acercara demasiado. Mi instinto me decía que Chelsea no soportaba mi presencia, especialmente por el cambio que había traído a su dinámica con Alec.

Avancé unos pasos, escudándome tras una columna de mármol mientras escuchaba la conversación que mantenía con Corin, otra miembro de la guardia.

- Aún puedo tener mis encuentros con Alec.- decía Chelsea, y en su voz había una mezcla de satisfacción y veneno.- Aunque lo hayan llenado de responsabilidades y tenga que cuidar de esa híbrida, eso no significa que haya dejado de necesitarme. Alec no será el niñero de esa mocosa para siempre.

Corin respondió en un tono algo cansado, como si hubiese tenido la misma conversación varias veces.

- Como digas, Chelsea. Pero, por favor, ten cuidado. Alec es el heredero de Aro ahora. Jugar con él podría traerte problemas que ni tú quieres enfrentar.

- Oh, Corin.- respondió Chelsea, soltando una risita sarcástica.- Alec puede ser heredero y todo lo que quiera, pero no ha dejado de ser el mismo. Con un poco de persuasión, recuerda que siempre vuelve. Esa híbrida no es competencia.

Mi puño se cerró con fuerza, sintiendo la fría ira que me recorría. ¿Competencia? ¿Pensaba que yo estaba compitiendo con ella por Alec? Ridículo. Si algo me había demostrado el tiempo con los Vulturi, era que Alec era una de las pocas personas en las que podía confiar de verdad. Y Chelsea... bueno, ella lo veía solo como una pieza más en su juego de manipulación.

La vi girarse y caminar en mi dirección, con su cabello castaño claro ondeando tras ella. Di un paso adelante, ya sin intentar ocultarme. Chelsea se detuvo en seco, sorprendida al verme. Sus ojos se estrecharon mientras una sonrisa burlona se dibujaba en sus labios.

- Oh, qué sorpresa verte por aquí, niña.- dijo Chelsea, cruzándose de brazos y mirándome de arriba abajo.- Es raro verte fuera de tus juegos. ¿Perdida, tal vez?

La ignoré, avanzando un paso más, decidida a no mostrar ningún signo de debilidad.

- No soy una niña, Chelsea. Y Alec no es tan ingenuo como piensas. Él no es alguien que puedas manipular a tu antojo.

Chelsea soltó una risa breve y despectiva, acercándose hasta quedar apenas a unos centímetros de mí.

- No te metas en asuntos que no entiendes, híbrida. Que Aro y Sulpicia te llamen su hija no significa que tengas respeto en este lugar. Y Alec...- se inclinó un poco, su voz bajando hasta casi convertirse en un susurro cargado de veneno.- Alec necesita a una mujer real a su lado, no a una mocosa que juega a ser vampira.

La ira en mi interior alcanzó un punto peligroso. No sabía si Chelsea intentaba provocarme para que me descontrolara o si realmente creía en cada palabra que decía. Respiré profundamente, conteniéndome, y le respondí con un tono firme.

- ¿Y tú qué sabes de respeto, Chelsea? No es algo que se pueda comprar o manipular. Tú, más que nadie, deberías saberlo.

Su expresión se endureció, y sus ojos mostraron un destello de ira.

- Escúchame bien, mocosa mimada. Alec necesita a alguien que le enseñe a divertirse de verdad, alguien que lo saque de su rutina. Nadie aquí te respeta de verdad, y menos cuando actúas como si tu puesto fuera garantizado. Así que... ¿por qué no vuelves a tus juguetes y dejas que los adultos se encarguen de lo que importa?

No pude evitar una sonrisa sarcástica al escucharla.

- Tal vez no me respeten todavía, Chelsea, pero voy a demostrarte quién soy. No soy la niña Cullen que llegó hace un año. Soy Renesmee Carlie Vulturi y pienso ganar mi lugar aquí, con o sin tu aprobación.

Chelsea se quedó en silencio por un instante, evaluando mis palabras con una mezcla de molestia y desdén. Finalmente, soltó una risa sarcástica, sacudiendo la cabeza.

- Ay, por favor. Tanta bravura para alguien tan insignificante. No eres más que una intrusa en este lugar. Nadie te teme y nadie lo hará. Aquí, los juegos de niños no tienen cabida.

La miré directamente a los ojos, sin pestañear. Sentía la determinación ardiendo en mi pecho, una promesa que no solo le hacía a ella, sino también a mí misma.

- ¿Intrusa?- repetí dando un paso al frente.- No tienes idea de lo que soy capaz. Alec y yo hemos hecho más por esta familia en menos tiempo del que tú has gastado intentando manipular a todos. Te guste o no, soy parte de los Vulturi y te aseguro que cuando menos lo esperes, no solo me respetarán. Me temerán.

Chelsea pareció titubear por un segundo, aunque rápidamente recuperó su compostura.

- ¿Quieres ser temida, pequeña híbrida? No sabes en qué te estás metiendo. Este lugar no es un cuento de hadas. Aquí, la fortaleza no se consigue con discursos de valentía. Cada decisión tiene un precio, y en cuanto pongas un pie en falso seré la primera en recordártelo.

La observé girar sobre sus talones y alejarse, sus palabras aún resonando en mi mente. Sabía que tenía razón en algo: el clan Vulturi no era un lugar para debilidades, y cada error se pagaba caro. Pero, al mismo tiempo, eso no me amedrentaba. Al contrario, era la motivación que necesitaba para seguir adelante.

- Te demostraré quién es Renesmee Carlie Vulturi, Chelsea.- murmuré para mí misma, sintiendo cómo la determinación se asentaba en mi pecho como una armadura.

Con cada paso que daba de regreso hacia mi habitación, sentía que el aire en mis pulmones se volvía más pesado. No sería fácil, pero estaba lista para enfrentar lo que fuera necesario para ganarme mi lugar.

...

Wao... Renesmee al fin enfrentó a Chelsea, definitivamente se ha vuelto fuerte durante este año en Volterra.

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