... la más oscura de todas.

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Bonita era la mañana fría, cómo un beso robado. La gente ya estaba lista en las gradas que se ensamblaron en los bordes de la plaza de la Constitución. Sasha y SP -quien bostezaba mucho y tenía los ojos semi cerrados mientras sostenía a su gatito con una mano porque, según él, también quería ver el desfile- estaban de nuevo en el borde de la terraza mirando hacia abajo mientras el General Cienfuegos pasaba lista y cuando terminó, los cuatro obuses de seis metros detrás de él descargaron las veintiún salvas las cuales despertaron a SP quien se sobresaltó.

-¿A quién le disparan?-pregunta mirando a todas partes.

-Al enemigo-juega Sasha.

-Los aliens-asegura SP mirando de manera conspiradora.

-Exacto.

Y entonces comenzó el desfile militar comandado por el Sandcat presidencial con las banderas sobre los costados y una vez ido este llegó el contingente nava con los fusiles madera y cerrojo sobre los pulcros uniformes. Y cuando pasaron frente a SP y Sasha estos escucharon las botas sobre el pavimento. El sonido más intimidante y hermoso sobre el mundo. Cantaban el himno de la infantería de Marina mientras la sombra de la bandera de México les cubría del tenue sol. Detrás de ellos llegó otro contingente y luego otro y otro hasta que todas calles se llenaron de emoción y el sonido de las botas contra el suelo. Tres aviones pilatus rompieron el cielo como un destello plata en formación V.

-¡Mira!-dijo SP señalando a los soldados con camuflaje ghillie-, parecen mostros.

-Son los monstruos de la laguna negra-afirmo Sasha mientras veía que bajo el camuflaje estilo selva se asoma un enorme rifle del tamaño de una tina.

Sasha sentía unas incómodas ganas de ir al baño per no quería perderse el desfile. Miraba hacia abajo pero no apreciaba bien las cosas pues su vejiga le detenía de pensar correctamente. Respiró hondo y se rasco bajo el músculo del brazo pero no funcionó. Miro al presidente Cuevas en el balcón presidencial y se preguntó si alguna vez un presidente hubiera tenido ganas de ir al baño en pleno desfile. Seguramente sí. Pero tenían que aguantarse, era el protocolo, no dejas a los batallones de México sin capitán por sólo querer ir al baño.

Pero Sasha no era ningún presidente así que dijo:

-SP, voy al baño, me dices de qué color son los uniformes de los soldados que pasen, ¿ok?

-Sí, y también de los tanques.

-Creo que los tanques salen al final, pero si pasan algunos, me dices también-su voz apenas se escuchaba sobre la de los soldados muchos pisos debajo de él.

-Ok-SP pone su gatito de peluche sobre el barandal y agrega-: si me equivoco, Sasha me corregirá-asegura refiriéndose a su peluche.

-Bueno, no se te vaya a caer.

-No, yo lo agarro fuerte, fuerte, muy fuerte.

Sasha corre hacia adentro del hotel y baja las escaleras siguiendo los letreros con las figuras de un hombre de palitos y una bolita y una mujer con palitos, una bolita y un triángulo. Sus pasos son silenciosos sobre la alfombra de color oro y llega al baño rápidamente. Los mingitorios están ocupados por un niño y su padre y el único cubículo disponible dice con un letrero impreso: Fuera de servicio. Al otro lado del pasillo hay otro baño pero Sasha decide esperar con el pie rebotando sobre el suelo y los brazos cruzados.

SP mira el convoy de enfermeras mirando hacia el frente. Saluda a una de ellas que le devuelve una sonrisa sin dejar de entonar su himno y SP se pone rojo como un jitomate. "Ese es color blanco, me acordaré para cuando regrese Sasha-piensa-, los de atrás son verdes con boinas rojas. Acuérdate, Sasha-piensa refiriéndose a su peluche con la cola vendada-, verdes con boina roja. 'Sí'-finge que el peluche le contesta-. Está todo bonito y de colores. A lo mejor de grande puedo ser doctor en el ejécito y curar a los soldados que se enferman para que puedan marchar en el desfile y no se lo pierdan porque está muy bonito y sus papás los pueden ver en la tele y decir 'ese es mi hijo' y eso debe ser bonito. Quizás Sasha me vería y se ponga feliz y bajo la boina roja no verían mis orejas. Quien sabe por qué nadie tiene orejas cómo yo aquí. A lo mejor se acostumbran cuando crecen, pero a mí me da comezón".

De Felinos y Hombres Donde viven las historias. Descúbrelo ahora