Capítulo 13 - Pelea

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Unos días después del nacimiento de Sofía, las cosas en el restó ya estaban normalizadas y la confitería, cuya inauguración fue todo un éxito también, marchaba a las mil maravillas. Sin embargo, el asunto de Jacinto encandilado con Marta, tenía a Fina muy molesta; especialmente porque a su mujer todo el tema parecía divertirle y no por el chico a quien apenas si le hablaba por cosas del trabajo, sino porque el carácter peleón de Serafina le encantaba, el problema era que el mensaje de la empresaria no estaba llegando como pretendía y la chef lo malinterpretaba. De todas maneras, esa tarde la dueña del restaurante vería que no era muy divertido cuando el carácter peleón que tanto le fascinaba, se iba contra ella.

En la cocina se encontraban produciendo para el turno de la noche y Jacinto discutía con Fina por las recetas. Al inicio no parecía más que un debate, mas con el pasar de los minutos, la chef empezó a perder la paciencia. Petra y Sergio, los otros dos ayudantes, se miraban y reían por lo bajo, ninguno aguantaba demasiado a Jacinto por esos aires de galancito de cine que se cargaba y porque no terminaba de ubicarse. Poco demoraría la señorita Valero en dejarle todo claro.

FINA: ¿Qué parte no entiendes, Jacinto? ¡Son 50 gramos de manteca y apenas una pizca de sal, hombre!

JACINTO: Esa es la receta anterior, ¡aquí está anotado con puño y letra de Carmen! - le indica la página de un cuaderno

FINA: Yo cambié la receta hace unos días, ¿lo ves? - señala una corrección al costado de la hoja

JACINTO: ¿Y ese cambio está aprobado?

FINA: ¿Y tú quién te crees que aprueba esas cosas?

JACINTO: Supongo que doña Marta

FINA: Pues, no, fíjate que no, los cambios de este tipo los apruebo yo que para eso soy la jefa de cocina

JACINTO: Hasta que regrese Carmen

FINA: Exacto, ¿y cuándo será eso?

JACINTO: En unos meses, supongo

FINA: Entonces, hasta ese mismísimo día, la que manda soy yo. Deja el jaleo y ponte a terminar la masa, ¿quieres?

JACINTO: Ya, ya, perdona

FINA: Si me escucharas en vez de estar perdiendo el tiempo en discusiones bobas, haríamos todo más rápido

MARTA: ¿Qué está pasando aquí? - preguntó entrando a la cocina - Se los escucha discutir por todo el restaurante

JACINTO: No pasa nada, jefa, solamente es un intercambio de opiniones - Fina bufa, estaba muy enojada - ¿Qué?

FINA: Nada, Jacinto, ponte a trabajar y ya - mira a Marta - No se volverá a repetir, patrona, discúlpenos

MARTA: Serafina, vamos a mi oficina, por favor

FINA: Deme un minuto para sacar unas cosas del horno. Enseguida voy

MARTA: Muy bien, te espero y Jacinto, aquí manda Fina, si no estás de acuerdo con algo, después del turno lo charlamos

JACINTO: No pasa nada, doña Marta, también le pido disculpas

MARTA: Agradezcan que no hay clientes y que Luz no está porque ella tiene menos paciencia que yo. Fina, no demores

FINA: En nada estaré con usted - Marta se va

JACINTO: Te juro que no quería meterte en problemas, perdóname

FINA: ¡Y ya qué! - saca unas bandejas del horno - Petra, ponte tú con la masa, por favor y Jacinto continúa con los cortes de carne y sigue las instrucciones con las modificaciones que les hecho, por Dios

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