Capítulo 6 - Decirlo en voz alta

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Jaime reía abiertamente con esa clase de felicidad que solamente se alcanza cuando la sientes por ver feliz a quien amas realmente y él amaba a Marta. Ya no como mujer, eso estaba zanjado e incluso había rehecho su vida y hasta tenía un hijo; pero la amaba, adoraba a su ex esposa por los años juntos, las emociones compartidas y ese camino tan especial que le ayudó a descubrir y que ella le permitió que la acompañara a transitar; toda esa época le enseñó tantas sobre la naturaleza del amor y de la vida, que para el hombre la experiencia, más allá del dolor que le provocó al principio, resultó de las más enriquecedoras de su vida. Poder ir de la mano con la rubia y ser testigo del nacimiento de su verdadero yo fue algo que nunca podría dimensionar realmente y después de todo aquello y del sufrimiento que padeciera su amiga, ahora verla así, tan plena y con las ilusiones tan marcadas, le parecía un milagro: de verdad eran amigos y de los buenos.

JAIME: ¿Qué me cuentas, Marta? ¡Si no me lo puedo creer, mujer!

MARTA: ¿Puedes dejar de reírte como tonto y de vociferar así? - le dio un codazo leve - ¡No te contaré más nada!

JAIME: Ya, ya, que conste que no me río por burlarme, sino porque te veo una mirada tan llena de vida, tan contenta y radiante que me pone feliz. Nunca te vi así y si alguien merece vivir esto, eres tú

MARTA: Bueno, ahora te vas para el otro extremo

JAIME: Es en serio. Quizás no te des cuenta de la clase de ser humano que eres y no te valoras lo suficiente - el gesto de la empresaria cambió - ¿qué pasa?

MARTA: Ella me dijo algo muy parecido, que no me doy el valor que debería

JAIME: Tiene razón y déjame decirte que ya me cae más que bien.

MARTA: Figúrate que le conté un poco de nuestra historia y también le agradas

JAIME: ¡Qué maravilla! A ver si terminaba llevándose mal con la novia de mi mejor amiga

MARTA: ¿Novia? ¿Quién te ha dicho que es mi novia?

JAIME: ¿No lo es?
MARTA: Acabamos de comenzar a tratarnos, es muy pronto para etiquetarnos, ¿no crees?
JAIME: No, no lo creo. Quizás en otras circunstancias, si, cada relación tiene sus tiempos, lo que te digo es que si su presencia te dibuja tamaña sonrisa en el rostro, yo le propondría noviazgo a la primera de cambio

MARTA: ¿Tamaña sonrisa? ¡Ni que antes fuera un monstruo malhumorado, oye!

JAIME: No lo eras y te lo repito: nunca te vi así. Estás radiante y va más allá de esta chica

MARTA: No va más allá de ella, es por ella directamente

JAIME: Tiene todo que ver, eso es imposible de negar, pero estás así porque te vas animando a vivir. Ella te dio el empujoncito necesario, claramente, mas la valentía de salir a la vida es todo mérito tuyo, ¡hazte cargo y vívelo bien!

MARTA: Puede que haya algo de razón en tu perorata, niño

JAIME: ¿Y por qué no quieres decirme quién es? ¿La conozco?
MARTA: Lo dudo, aunque el mundo es un pañuelo y no creo que sea de tu círculo. Hasta hace unas horas ni siquiera lo era del mío, ¡vaya!
JAIME: Cómo es la vida, eh; hasta ayer no era de tu círculo y hoy es el motor que te impulsa. ¡Qué bueno que se reencontraran!

MARTA: Tu felicidad por mí es tan sincera que me emocionas, Jaime, ¡gracias por siempre haberte quedado a mi lado! Eres muy importante para mí.

JAIME: Y tú para mí. - se miran con complicidad - Por cierto, Ramiro quiere saber cuándo van a volver a abrir el restó, ¡está desesperado por ir a cocinar con Carmen de nuevo!
MARTA: Si los cálculos no me fallan, reabrimos en dos semanas. Lo de Carmen, de todas maneras, estará complicado

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