Capítulo 31 - Con paciencia y amor

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La hospitalización de Fina duró seis días y la tarde previa al alta médico, en la cama del hospital, pudo contar final y exactamente lo que había sucedido con Tasio. Anteriormente, aunque su cuerpo pudiese haberlo soportado, emocionalmente no aguantaba revivir los hechos. Francisco, más allá de que la declaración de la víctima resultara fundamental para los procesos legales, teniendo los videos había podido actuar contra el atacante quien, dicho sea de paso, se encontraba detenido desde el día anterior, por lo que el miedo de la chef con respecto a la integridad de su novia, ya no existía. Fue este detalle en particular lo que le otorgó el alivio suficiente como para hacer frente a lo que tenía que contar.

Junto a ella estaban Francisco, en calidad de inspector, por supuesto; María, su abogada, misma que representaba a Carmen; Santiago Molina, médico de la paciente, y Marta; la empresaria se quedó por expreso pedido de su novia y no hubo reparos por su presencia de ninguna de las otras partes.

FINA: Mi amor - la tenía tomada de la mano - Si pedí que te dejaran estar presente es porque no quiero ocultarte lo que pasó... - suspira - Y tienes que saber que nada de lo que voy a decir te va a gustar

MARTA: Estaré a la altura de tu confianza, mi Sol, te lo prometo

FRANCISCO: Cuando se sienta lista, puede comenzar, Serafina

FINA: Fina, llámeme Fina, solamente mis padres y Carmen me dicen Serafina cuando están enojados conmigo por algo - "Y mi mujer cuando está cachonda", pensó para sí y sonrió levemente. Marta lo notó, devolviendo el gesto

SANTIAGO: Ten en cuenta en todo momento que lo primero es tu bienestar, si precisas detenerte lo haces, nadie te va a obligar a nada - la chef asiente

MARÍA: El doctor Molina está en lo cierto, tu comodidad y bienestar antes que cualquier otra cosa.

FRANCISCO: Exactamente, Fina - le sonríe - Cuando quiera, la escuchamos

La declaración de la morena fue muy difícil de digerir para Marta: su novia se encontraba bien, fuera de peligro y recuperándose, pero saber que la habían golpeado de esa forma por defenderla, por intentar impedir que Tasio le hiciera algún daño; entender todo lo que había sufrido su mujer con tal de protegerla la tenía muy angustiada; la rubia no podría soportar que algo malo le pasara, la amaba tanto... Ya de noche, mientras la paciente dormía, la empresaria, de pie junto a la ventana, la miraba casi sin pestañear: su cielo, su sol, su amor, su alma entera recostada en esa cama y ella desarmada, sin herramientas para quitarle el dolor de lo sucedido: se sentía culpable, si Fina no la quisiera no habría estado ahí defendiéndola. Era un pensamiento tonto, la De La Reina mediana lo sabía, pero no tenía otro modo de procesar nada. Menos mal que su sesión con la psicóloga era en dos días, necesitaba terapia. La cocinera herida despertó suavemente.

FINA: Hola... - se miraron con ternura - ¿Qué haces tan lejos de mí? - le estira la mano - Ven

MARTA: Quería dejarte descansar

FINA: Descanso mejor contigo cerquita - insiste - ¿Vienes?

MARTA: Claro - se sienta en una silla junto a la cama

FINA: No, ven aquí - se mueve un poquito haciéndole espacio - Todo es más hermoso entre tus brazos

MARTA: Vas a estar incómoda

FINA: Incómoda estoy si no me abrazas

MARTA: ¿Segura?

FINA: Segurísima

MARTA: Está bien - se acomoda junto a su chica, la acerca con un brazo y entrelazan las manos que les quedan libres

FINA: ¿Cómo te sientes?

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