Capítulo 7 - Ideas

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Catalina Vázquez cotilleaba tranquilamente con su hermana Digna, madre de Luis, Valentín y Joaquín Merino, que dicho sea de paso, era el abogado de Marta y del restó también. Ellas se encontraban en la biblioteca, cuando Cata escuchó a su hija llamarla desde la sala de la casa De La Reina.

MARTA: ¿Mamá?

CATALINA: Aquí estoy, mi cielo - saliendo a su encuentro - ¿Cómo estás, hijita? - saludó afectuosamente a su niña con un besote por mejilla

MARTA: Estoy estupendamente, ma...

CATALINA: Ven a saludar a tu tía que está conmigo en la biblioteca - entran

MARTA: ¡Tía Digna, qué bueno verte! Hacía mucho que no pasabas por aquí

DIGNA: Usted, niñita, también podría visitarme a mí. - se abrazan

MARTA: Perdón, tía, con las refacciones del local ando como loca. Te prometo que apenas pueda, pasaré a almorzar o cenar con ustedes.

DIGNA: Algo me han comentado Luz y Joaquín y espero que todo salga bien y cumplas tu promesa, mocosita...

MARTA: Lo haré - mira alrededor - ¿Papá está por aquí?

CATALINA: No, mi amor, salió con Jesús y Luis al despacho de abogados por algo de la perfumería

MARTA: Con razón no me atiende el móvil

CATALINA: ¿Necesitabas algo de él o puedo ayudarte yo?
MARTA: En realidad lo que estoy buscando son las llaves de la casita que está cerca del Mirador de Santa Bárbara

CATALINA: ¿Y eso? Tú nunca vas para allá

MARTA: Lo sé... Es que anoche decidí que hoy iba a descansar y siento que si me quedo en Toledo no lo haré y terminaré por ir al restó en algún momento. Prefiero pasar lo que queda de la tarde y la noche allí.

DIGNA: Haces muy bien, sobrina, aléjate de las tentaciones

CATALINA: Mira, esas llaves, si no recuerdo mal, las tiene Begoña

MARTA: Claro, ella y Andrés pasaron el fin de semana allá

CATALINA: Exacto. Es más, creo que volverán a ir el próximo viernes y que por eso aún las tiene en su poder

MARTA: La llamo y le pregunto - saca el móvil y marca

BEGOÑA: ¡Cuñada! ¿Cómo va ese descanso?

MARTA: Depende de ti

BEGOÑA: ¿De mí?

MARTA: Si, niñata, dime algo, ¿tú tienes las llaves de Santa Bárbara?

BEGOÑA: Déjame ver - se fija en su bolso - Aquí están, amiga

MARTA: ¿Estás en el negocio?

BEGOÑA: Efectivamente, Luz y yo estamos terminando de almorzar

MARTA: Ni hablar... Enseguida paso por allá y las busco. Gracias - cuelga y se la nota un tanto ofuscada - Pues, nada, que tendré que ir al restó a buscarlas

CATALINA: ¿Y por eso te enojas, hija?
MARTA: No me enojo, mamá, pero no quería poner un pie allí hoy, es mi día de descanso

CATALINA: Espera a que tu cuñada vuelva y ya

MARTA: Tienen mucho que hacer, mamita, y yo quiero salir para Santa Bárbara lo más pronto posible

CATALINA: ¿Te pasa algo más, hija?

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