Capítulo 25 - Bailar pegadas

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FINA: Por favor... - apenas podía articular palabra entre gemido y gemido, su novia la tenía atrapada entre su cuerpo y el escritorio, perdida en el placer, tocándola y besándola - antes de seguir con esto deberíamos cerrar el ingreso, ya se fueron todos

MARTA: No pasa nada, preciosa, vigilamos por las cámaras de seguridad - en ese instante atacaba el cuello de Fina con un apetito voraz

FINA: ¡Cómo si fuéramos a prestarles atención! - Marta la mira

MARTA: Mi vida, estoy muy concentrada en otra cosa ahora - levanta sus cejas, gesto que su chica adoraba

FINA: Está bien, usted gana, señora

MARTA: Ya te he dicho que no me trates de usted, Serafina - sonríe e intensifica lo que su mano hacía en la intimidad de Fina, por dentro del uniforme

FINA: ¿Acaso me castigarías si lo sigo haciendo? - el gesto provocador fue demasiado para la pobrísima voluntad de la empresaria que atinó únicamente a acentuar sus "manualidades" cosa que llevó a la cocinera hacia un estado de éxtasis absoluto

MARTA: Creo que soy espantosa para castigar - sonríe con lujuria y susurra - O a ti te gusta demasiado...

FINA: Bésame, no dejes de besarme nunca - la tomó por la nuca y le comió la boca

MARTA: Quiero disfrutar de verte llegar al cielo, mi cielo, déjame mirarte - con los dedos que tenía libres tomó, por encima de la ropa, uno de los senos de la chef para presionarlo y morderlo suavemente. Luego se concentró en el otro

FINA: Ya casi... - unos instantes después, un nuevo gemido de la señorita Valero indicó a la claras que el clímax la envolvía

MARTA: Eso, amor, esta es mi imagen favorita - sin perder tiempo, fue llevando a su chica hasta el sillón que tenían en la oficina, la recostó y se le puso encima, paseando su boca por cada pequeño resquicio que pudo encontrar, mientras se dedicaba a desvestirla

FINA: Marta... - su respiración, aún agitada por el orgasmo reciente, le impedía hablar de corrido, pero no mirar a su novia a los ojos con esa adoración que sentía por ella - te amo tanto... - se besan más

MARTA: Y yo a ti, mi Sol

FINA: ¿Qué haces? - consultó viendo como la jefa volvía a meter su mano dentro de la parte inferior de su uniforme - Es mi turno

MARTA: ¿La cosa iba por turnos? - ríen - Quiero más de ti

FINA: Mejor hagámoslo juntas...

Con la reconciliación definitiva concretada, atada y bien atada, las tortolitas estaban desnudas y acostadas en el sillón: la noción de saberse reunidas las tenía en una nube y ninguna quería bajar de allí, aunque debían hacerlo.

MARTA: Maldito inventario, ¡voy a cerrar este negocio, ¿sabes?! Para poder estar así contigo todo el tiempo

FINA: Deja de decir bobadas, no serías capaz de pasarte más de un par de semanas sin trabajar. Es más fuerte que tú.

MARTA: Es cierto - ríen - Igual no quiero hacer el inventario, no esta noche

FINA: No nos queda de otra, mi vida, el pedido semanal depende de eso - Marta bufa - ¡No seas así! Lo hacemos y luego nos vamos a tu casa para no salir de la cama hasta que toque volver.

MARTA: Me gusta esa idea - comienzan a vestirse y Fina nota a Marta cansada

FINA: ¿Estás bien?

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