La tormenta se debilitaba poco a poco, dando una sensación de alivio a todos en el campamento del rey de Dvantya. Necesitaban actuar antes de que la visibilidad mejorara completamente, aprovechando esto para avanzar sin ser detectados. Louis, el príncipe Baldwin y los tres estrategas se encontraban en la tienda principal.
—Nos dividiremos en tres grupos, Tú, toma un grupo de hombres y tomarás este camino. —Ordenó al capitán del ejército, señalando en el mapa el camino. —Ustedes dos irán por acá, formando otro grupo con otros guerreros. —Indicó a los siguientes estrategas en orden de jerarquía. —Yo iré por este sendero, llevaré conmigo al príncipe y el resto de nuestros hombres. —Explicó ante la inquieta mirada de sus soldados.
—Su majestad, permita que uno de nosotros vaya con usted en su grupo, es el rey, no podemos dejarlo solo, es nuestro deber protegerlo y si lleva con usted al príncipe, tendrá que cuidar de él también y eso podría ponerlo en desventaja. —Explicó el capitán.
—No subestimes a nuestro rey, él es fuerte, no necesita que nadie lo proteja. —Soltó uno de los estrategas.
—No lo digo porque él necesite nuestra protección, lo dije porque ese es nuestro deber. —Replicó con firmeza.
—No te preocupes, Sigard, sigan este plan, yo estaré bien. —Dijo Louis, seguro de sí mismo.
—Louis, creo que sí deberías escucharlo. —Comentó el príncipe.
—¿No confía en el rey Louis?, entonces venga con nosotros, su majestad. —Comentó el mismo estratega.
—Confío en él. —Respondió con seguridad.
—No estoy de acuerdo con esta decisión, su majestad, pero acataré las órdenes, solo permita que dividamos las fuerzas aumentando más hombres en su formación. —Sugirió.
—Bien, lo haremos así, mañana a primera hora, saldremos, vayan a descansar y avisen a todos. —Concluyó. Todos salieron de la tienda de Louis.
El capitán se quedó de pie afuera de la tienda, tirando del brazo de uno de los estrategas, sin que el otro se diera cuenta.
—Alphonso, vigila de cerca a ese, no lo pierdas de vista y cualquier movimiento extraño, vienes a mí. —Dijo en voz baja a su oído, para después soltarlo.
—Sí capitán. —Asintió, siguiendo su camino nuevamente.
—Príncipe. —el capitán le llamó.
—Dígame, Sigard. —Respondió, dudoso.
—Lo acompaño a su tienda. —Dijo con sutileza.
—Oh, sí, claro, gracias. —Respondió, extrañado ante la actitud del capitán. Una vez que llegaron al lugar, el príncipe se dió media vuelta. —¿Sucede algo?. —Preguntó.
—¿Podemos entrar solo por un momento?. —Preguntó con cautela.
—No creo que sea buena idea dejar entrar a un alfa a mi tienda. —Dijo en voz baja.
—Lo entiendo, solo déjeme decirle algo, muy rápido. —Insistió.
—Bien, pero si hace algo, gritaré con todas mis fuerzas y Louis lo acabará en un segundo. —Advirtió.
—No se preocupe. —Dijo con una inaudible risa. Ambos entraron, colocándose a una distancia razonable.
—Dime, de qué querías hablar conmigo, debes saber que no estoy interesada en hombres que no sean de la realeza. —Le miró sobre el hombro.
—No es nada de eso, su majestad, tranquilo. —Negó con la cabeza. —¿Se percató lo que le dije a Alphonso?. —Preguntó con seriedad, el príncipe asintió. —No confío en Ronan, sospecho que algo no está bien con él, no tengo la certeza pero tengo un mal presentimiento. —Explicó.
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Llamas gemelas |l.s.| Omegaverse
RomanceHarry es un Omega que está comprometido desde antes de nacer, con el príncipe Louis, un Alfa que cree que el lazo es solo un contrato para mantener alianzas entre reinos.