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Florencia.

Mis papás habían decido ir a dar un paseo por el fin de semana los dos y nos habíamos quedado solos, y eso significaba una sola cosa para el Nicolás. Hacer alguna cagada.

Se le había ocurrido hacer una junta "piola", aunque los cuatro aquí sabíamos que eso terminara en cualquier cosa menos piola. Y aunque no estuve de acuerdo desde el principio, al Nico le importo una raja. Yo sabía que si mi mamá nos pillaba nos iba a colgar a los tres hueones, pero bueno.

A medida que veía que se llenaba de los amigos del Nicolás decidí subir a mi pieza, no tenía ganas de estar acá y mucho con tanta gente hueona.

Me tire a mi cama una vez que llegue a la pieza y mientras escuchaba la música algo lejos, los ojos comenzaron a cerrarse, hasta que una brisa helada llego a mi. Levante flojamente mi vista y vi la ventana abierta, así que no me quedo de otra que cerrarla.

El sueño me había bajado brigido y lo único que quería era dormir, así que me acerqué a mi closet en busca de mi pijama. Supuse que estaba muy ansiosa por encontrar este que ni siquiera sentí la puerta abrirse, solo un toque en mi hombro el cual me hizo saltar.

Una vez que me giré me encontré con el Vicente y una sonrisa divertida.

—Vicente por la chucha —me toque el pecho—. Deja de hacer eso.

—¿Qué cosa?

—Asustarme po.

Lo vi soltar una risa.

—Me gusta hacerlo.

—Pues a mi no —trate de soltar molesta, mientras pasaba por su lado.

—Y eso también —lo mire—. Cuando te enojas, me gusta, porque pareces un minions enojado.

Lo mire mal.

—Veamos si te gustara después que te pegue un paipe —me acerqué a la cama y dejo mi pijama ahí.

—Tan amorosa como siempre —donde vio que no dije nada volvió hablar—. ¿Porque no estás abajo?

Levante los hombros mientras me acercaba al mueble a buscar mis cosas para. desmaquillarme.

—No tengo ganas de carrete.

—Entiendo.

—¿Y tu? —me giré—. ¿Porque no estás abajo con tus amigos?

—Lo mismo —lo vi sentarse en la cama—. No tengo ganas de carrete y además, ya se estaban curando y me aburrieron.

—¿Seguro? ¿Ni siquiera quieres tomar con ellos o estar con alguna chiquilla? —me cruce de brazos con ganas de molestarlo. Aunque su rostro estaba serio.

—No —lo escuché decir—. Ya no estoy tomando.

Asentí lentamente.

—Y... la segunda opción —lo vi pararse—. No me interesa.

Vi como se comenzó acercar lentamente hacia mi.

—¿Así?

Asintió mientras se acercaba más a mi, mientras yo retrocedía lentamente.

—Nadie de allá abajo me interesa... —sentí su presencia más cerca de mi.

Mientras lo veía dar pasos lentamente hacia mi, yo retrocedía, hasta que sentí chocar con la pared. Y esta vez, no me molesto.

—Porque solo me interesas tú Florencia —hablo seriamente una vez que estuvo frente a mi.

Sus ojos oscuros estaban sobre mi, la distancia era mínima, pero ya me estaba matando.

Me gusta un ahueonao Donde viven las historias. Descúbrelo ahora