Me gusta un ahueonao

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Vicente.

Tengo que admitirlo, me había asustado más que la chucha cuando escuché la voz del Nico afuera de la pieza de la Flo.

Yo... la verdad no me había detenido a pensar si era lo correcto, si estaba bien que me gustara, porqué al final de todo era la hermana de mi mejor amigo y sabía muy bien que si este se enteraba me mataría. Y no es como si alguna vez yo le insinuara algo sobre ella, pero si había escuchado comentarios de amigos de el, dando a entender que le llamaban la atención la Flo y el Nico como buen hermano siempre les dejo claro que con ella no.

Para los dos nunca había sido tema y supongo que nunca lo ha pensando, bueno... ¿Quién lo haria? Si después de todo se suponia que ni siquiera podiamos vernos y ahora... es todo lo contrario.

No me quería ir de la pieza de la Flo, mucho menos dejarla sola después de ese momento que tuvimos. Me pregunto que hubiera pasado si el Nico no hubiera llegado.

Mientras bajaba las escaleras podía sentir la música sonar fuerte, al igual que las voces de las personas. Una vez que llegue al primer piso divisé a mi amigo, estaba con nuestro grupito de amigos riendo y cuando me vió, su sonrisa se mantuvo.

Lo vi acercarse torpemente hacia mi.

—¡Hermanooo! —habló emocionado—. Te-te busque por todaaa la casa.

Sentí pasar su brazo mi hombro acercandome más a el.

—Perdón, me fui en otra.

Lo vi sonreírme divertidamente.

—¿Con quién estabas? —vi como hizo el intento de subir y bajar las cejas, pero fue inutil, parecia cualquier huea.

Cuando escuche la pregunta, inmediamente vino a mi mente ese momento con la Flo, en ese beso y en lo mucho que me estaba gusta...

Vicente por la chucha, no pienses hueas ahora.

—Con nadie hermano, me dolía un poco la cabeza y quería estar solo —mentí.

Diceeen.

La culpa no se demoro mucho en llegar, no me gustaba mentirle al Nicolás, nunca lo había hecho, bueno no con algo tan grande y tampoco podía hacerlo, el me conocía muy bien. Pero supuse que el copete que estaba en su cuerpo ahora, no lo haría notar mi cara de mentiroso.

—Esta bien hermano, te creo —golpeo mi hombro suavemente—. Ven vamos a tomarnos algo.

No respondí altiro, pero supuse que vió mi mueca, porque no avanzo.

—Verdad, perdón, se que no estás tomando.

—Tranquilo, está bien —le sonreí—. Pero te apaño para ir afuera.

La sonrisa volvió aparecer en el, lo seguí mientras trataba de moverse al ritmo de la música. Sabía que estaba emocionado, pero... ¿la razón? La desconocía.

Una vez que llegamos al patio, la brisa helada no tardo en aparecer. Salude rápidamente a los cabros y mientras el Nico hablaba con ellos, me aleje un momento para fumar un cigarro. Miré a mi alrededor, habían algunas que otras personas, la gran mayoría eran del curso y el resto de otros.

Estaba por terminar mi recorrido de mirar hueones, hasta que mi mirada choco con la de la Martina, noté como trato de sonreírme para después acercarse en mi dirección. Antes de que llegara hasta donde mí, le di una calada rapida al cigarro.

—¿La Flo está arriba cierto? —preguntó.

Asentí.

—Dijo que no tenía muchas ganas de estar acá.