✨✨La inevitable danza de los dragones de una joven.✨✨

🐉Capítulo 35🐉

"Los acabas de ver siendo manipulados como marionetas por algo que no existe, una pequeña luz distorsionada".  De la Saga de Tanya la Malvada Vol. 1

—Elaena, ay, hija mía, te ves tan agotada. ¡Qué susto debiste haber pasado! ¿Por qué te quedaste tanto tiempo en High Tide? ¡Deberías haber vuelto a casa inmediatamente! —se quejó Alicent mientras tomaba a la frágil princesa en sus brazos.

—Madre, por favor, estoy bien. En cuanto a mi estancia, habría sido una grosería marcharme mientras mi buen hermano todavía estaba en peligro.

Alicent se estremeció. "Probablemente el reino estaba más seguro con ese bruto en la cama".

La hija de su corazón le dirigió una mirada de desaprobación. Alicent debería haberlo esperado; Elaena odiaba que hablara mal de la otra rama de la familia de Viserys.

"Lo siento, querida, solo estoy preocupada por el conflicto con Dorne".

Elaena tomó asiento en la habitación de la Reina y aceptó una copa de vino aguado de una de las doncellas.

"Es terrible, la guerra es tan cruel y derrochadora. Sé que papá debe estar frustrado porque esto arruine su impecable historial de paz", opinó Elaena brevemente mientras tomaba un sorbo.

Alicent asintió. —Sí, pero no hablemos de esos asuntos, sólo te molestará más.

Elaena le dedicó una sonrisa agradable. —Normalmente estaría de acuerdo, madre, y aunque ver los cuerpos de los recién asesinados fue inquietante, eso solo me impulsa a seguir adelante. La idea de que pronto miles puedan compartir ese destino es incomprensible. Necesito hablar con mi padre para ver si podemos evitar un derramamiento excesivo de sangre.

Alicent le tomó la mano. "Elaena, tu buen corazón es una bendición, pero el buen hijo del Rey ha sido atacado. Habrá guerra, lo queramos o no".

Observó a su hija, que miraba hacia abajo, como si estuviera de luto. "Aunque no lo logremos, creo que nos debemos a nosotras mismas intentarlo. Si le pido a papá que baje las pancartas, ¿lo apoyarías?"

A veces Alicent olvidaba lo joven que era Elaena. Había alcanzado la madurez, pero apenas.

Mi dulce hija de buen corazón, eres demasiado pura para este mundo.

—No lo haría. Yo también soy la hija de mi padre. Por mucho que me disguste Ser Laenor, la verdad es que está casado con la hija del Rey. La Casa del Dragón tiene sus palabras: Fuego y Sangre. La guerra es necesaria. Si nuestros enemigos piensan que somos débiles, se abalanzarán sobre nosotros. Debes usar tu mente para pensar las cosas. Nuestro momento para expresar nuestras opiniones será cuando Dorne sea derrotado, para abogar por la misericordia de la Madre y contener la ira total de los Siete Reinos. La gente común de Dorne no tiene la culpa. Si deseas influir en los demás en el futuro, mantén tu voz en favor de la paz hasta que se pague la deuda del Guerrero.

Elaena parpadeó. —Supongo que los demás que asesoran a mi padre están de acuerdo con la guerra, ¿no?

—Sí, mi propio padre ha dicho que todos están de acuerdo. Mi primo en Antigua está preparando un ejército. Los Lannister han prometido oro y una flota, además de muchos caballeros valientes. Las Tierras de la Tormenta siempre desean entrar en conflicto con Dorne, así que ellos tampoco tienen reparos en seguir este camino.

—¿Y qué piensas sobre mi tío Daemon como líder? —preguntó Elaena suavemente.

Alicent suspiró. "Eso fue desafortunado. En verdad, preferiría ver a alguien como mi hermano Gwayne. Tiene experiencia liderando a los Waywardens. Provienen de una multitud de tierras aquí en los Siete Reinos, y ha demostrado evitar rivalidades basadas en la región. Sería perfecto".