Antes de que Celestine abriera los ojos y enfrentara la incertidumbre de su rescate, la base improvisada era un hervidero de tensiones contenidas y secretos. Adamas, un antiguo cultista caótico, observaba a Kuro desde las sombras con una mezcla de curiosidad y desconfianza. Para Adamas, Kuro era un compañero extraño, un mutante cuyo verdadero alcance de habilidades seguía siendo un enigma.
Mientras Celestine permanecía inconsciente, Kuro aprovechó la oportunidad para explorar los poderes que comenzaban a despertar en él. En un rincón apartado de la base, cerró los ojos y concentró su voluntad. Poco a poco, una pequeña llama de color naranja surgió de su palma, parpadeando en sus bordes con un púrpura hipnotizante. No era un fuego ordinario; era una chispa de la disformidad, un vestigio del Caos que latía en su interior desde los últimos enfrentamientos.
El descubrimiento de este poder había sido una sorpresa para Kuro, quien hasta ahora había contado únicamente con la ferocidad de su kagune quimérico. Sentía cómo esa extensión mutante de su cuerpo había cambiado, engrosándose y desarrollando protuberancias que indicaban una transformación hacia un kakuja, una forma más avanzada y peligrosa. Pero todo esto lo guardaba en silencio. Adamas lo consideraba un compañero, un aliado en medio del caos, pero Kuro sabía que incluso entre camaradas, había cosas que era mejor mantener en secreto.
Adamas, mientras tanto, percibía una inquietud en el aire. Kuro siempre había sido un misterio para él; lo veía como un mutante que sobrevivía contra todo pronóstico, alguien con quien compartía la carga de ser uno de los últimos supervivientes de su grupo. Sin embargo, algo en los recientes cambios de Kuro despertaba sospechas. Adamas sentía la carga latente de la disformidad, una vibración sutil que solo aquellos marcados por el Caos podían percibir, pero no tenía pruebas ni razones suficientes para interrogar a Kuro.
El ambiente se rompió con un leve gemido de Celestine. Kuro reaccionó de inmediato, cerrando su mano y extinguiendo la llama disforme antes de que la hermana de batalla abriera los ojos. Adamas se dio la vuelta al escuchar el sonido, sus ojos entrecerrados mientras evaluaba a la guerrera herida. Observó la tensión en el rostro de Kuro y se preguntó qué secretos escondía realmente su compañero.
Celestine empezó a moverse, su respiración entrecortada mientras luchaba por regresar a la conciencia. El escenario estaba listo para una nueva confrontación de lealtades, donde la desconfianza y las verdades ocultas serían tan afiladas como las espadas que empuñaban.
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Un ghoul en Warhammer 40000
FanfictionNuestro Kuro sera transportado de manera espontanea al universo de warhammer 40000 lo que no se podía esperar es que el es perfecto para este lugar