El silencio cayó sobre la sala, pesado y profundo, como si el universo entero hubiera suspendido su aliento en ese preciso momento. Kuro, envuelto en su furia y su desesperación, se detuvo en seco al sentir la presencia de Celestine irrumpiendo en el caos. La luz que irradiaba su ser cortó la oscuridad como un faro en medio de la tormenta. Fue una visión que trajo consigo una calma momentánea, un respiro en medio del frenesí asesino del Ghoul de Tokio.
Con paso firme pero lleno de una extraña serenidad, Celestine cruzó la sala. Su voz, suave pero firme, penetró en los oídos de Kuro, atravesando la niebla de ira que lo envolvía. "Kuro, detente", dijo, y las palabras, al igual que una caricia, tocaron lo más profundo de su alma atormentada.
Kuro vaciló, su kagune aún latente, pero su cuerpo temblaba ligeramente. Por un instante, sus ojos, antes desquiciados y llenos de rabia, se encontraron con los de Celestine. En ellos, vio algo que no esperaba ver: calma, compasión, y una fuerza silenciosa que lo hizo titubear. Su mente, turbada y desgarrada por la violencia, se vio atrapada entre el impulso de matar y la suavidad de las palabras de la mujer que siempre había sido su ancla.
"No dejes que la oscuridad te consuma", continuó Celestine, acercándose con cautela pero sin miedo. "No eres un monstruo, Kuro. Eres más que esto."
En sus palabras, Kuro escuchó el eco de la humanidad que había perdido, la chispa de esperanza que pensaba extinguida en su interior. Su kagune comenzó a retraerse lentamente, los tentáculos que antes se habían estirado como látigos asesinos ahora se doblaban hacia él, temblorosos. La furia que había dominado su ser comenzaba a ceder, como una tormenta que pierde fuerza.
Guilliman, que había estado observando en silencio, aprovechó la oportunidad. Con un esfuerzo titánico, se levantó, su armadura dañada pero aún firme, y con voz autoritaria pero compasiva, se dirigió a Kuro. "Escúchame, Kuro", dijo, su tono resonando con la fuerza de un Primarca que había vivido siglos de guerra. "La violencia no es el camino. Debemos encontrar una solución juntos, antes de que todo lo que hemos luchado por proteger se destruya."
La tensión seguía en el aire, pero las palabras de ambos, Celestine y Guilliman, lograron lo que parecía imposible: detener el torrente de violencia que amenazaba con consumirlo todo. Kuro, luchando contra sus demonios internos, se dejó caer de rodillas, su respiración errática, su cuerpo agotado no solo por el combate, sino por el conflicto que ocurría dentro de su alma.
Celestine lo abrazó, su abrazo cálido y firme, como un ancla en medio de la tormenta. "Estás a salvo ahora, Kuro", murmuró, su voz llena de una dulzura reconfortante. "Juntos encontraremos una salida de esta oscuridad."
Kuro, aún incrédulo, miró a Celestine, sus ojos llenos de sorpresa y confusión. "¿Cómo es posible?", susurró, su voz quebrada por la incredulidad. "Pensé que... pensaba que estabas muerta..."
La respuesta de Celestine fue un suave toque en su cabello, un gesto lleno de ternura. "Estoy aquí, Kuro", susurró, su voz vibrando con una calma inquebrantable. "Gracias a la ayuda de Adamas, pude sobrevivir."
En ese momento, Adamas entró en la sala, su rostro reflejando el peso de lo sucedido, pero también la satisfacción de un trabajo bien hecho. "La tecnología en la nave de las Adeptas Sororitas es increíble", explicó, con una nota de admiración. "Pude estabilizarla y salvar su vida."
Kuro levantó la vista hacia él, un destello de gratitud brillando en sus ojos. "Gracias...", murmuró, su voz temblando de emoción. "No sé qué habría hecho si te hubiera perdido."
Celestine sonrió, una sonrisa cálida que iluminaba su rostro y suavizaba la dureza de la situación. "Estoy agradecida de estar viva, gracias a ti, Kuro", dijo, acariciando suavemente su mejilla. "Juntos superaremos cualquier desafío."
El ambiente en la sala había cambiado, de una tensión palpable a una mezcla de alivio y esperanza. Incluso Guilliman, observando la escena con una mezcla de asombro y respeto, no pudo evitar sentirse conmovido por la fuerza de la conexión entre ellos. "Ha sido un día oscuro para todos nosotros", comenzó, su voz seria pero llena de compasión. "Pero en medio de la tragedia, hemos encontrado una luz de esperanza. Celestine, Kuro, admiro su valentía y su capacidad para encontrar la humanidad en medio del caos."
Kuro, aunque agotado y marcado por la batalla, asintió con respeto. "Gracias, señor Guilliman", dijo, su voz grave, pero con una sinceridad palpable. "No habría encontrado mi camino de regreso sin su ayuda."
Guilliman inclinó la cabeza en señal de respeto, reconociendo la lucha y la resistencia de Kuro. "Estamos juntos en esta lucha, Kuro", respondió solemnemente. "Y juntos, encontraremos una manera de superar los desafíos que enfrentamos."
Celestine se acercó a él, colocando una mano reconfortante en su hombro. "Estamos aquí para ti, Kuro", dijo con suavidad. "Juntos podemos superar cualquier adversidad que se nos presente."
Adamas, uniendo su voz al resto, asintió. "Gracias a la tecnología de la nave, pude salvar a Celestine", dijo, su tono lleno de gratitud. "Pero aún nos queda mucho por hacer. Debemos unirnos y encontrar una solución a esta crisis."
Guilliman asintió con firmeza, mirando hacia el futuro incierto que los esperaba. "Debemos permanecer unidos y trabajar juntos", declaró, con la misma determinación con la que había enfrentado mil batallas. "Solo así podremos enfrentar los desafíos que se nos presenten y asegurar un futuro para el Imperio y la humanidad."
Y así, con un sentimiento renovado de unidad, esperanza y propósito, Kuro, Celestine, Guilliman y Adamas se prepararon para lo que vendría, sabiendo que, aunque la guerra no había terminado, su vínculo y determinación les darían la fuerza para seguir adelante.
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Un ghoul en Warhammer 40000
Fiksi PenggemarNuestro Kuro sera transportado de manera espontanea al universo de warhammer 40000 lo que no se podía esperar es que el es perfecto para este lugar