La atmósfera en la habitación estaba cargada de tensión. Los tres combatientes, Kuro, Celestine y Adamas, se encontraban en una sala del palacio, ajena a los destrozos que había dejado la reciente batalla en el resto de las instalaciones. La calma de esa sala intacta contrastaba con la ferocidad del combate que se había desatado en otras partes del edificio. Sabían que el destino de la guerra contra el Caos dependía de una decisión crucial que tomarían en ese momento. La senda por delante era incierta, y cada opción que tenían conllevaba vastos riesgos: aliarse con el Imperio de la Humanidad, representado por Guilliman y sus Ultramarines, o buscar poder en los cultos de Tzeentch, cuyos conocimientos esotéricos podrían ofrecer una ventaja, pero a un precio impredecible.
Celestine, siempre la defensora del orden y la esperanza, fue la primera en hablar, su voz resonando con firmeza. "He luchado contra el Caos toda mi vida. El Imperio, con todas sus falencias, representa lo único que queda de orden en este universo. No podemos abandonar ese principio. Si podemos unir nuestras fuerzas con Guilliman, podemos darle al Imperio la oportunidad de ser el faro de esperanza que necesita en este tiempo oscuro."
Adamas, con su tono pragmático y algo sombrío, miró a Celestine y luego a Kuro. "El Imperio es fuerte, sí, pero es una máquina rígida", dijo. "Nos retrasaría con su burocracia y su dogma inquebrantable. La única forma de vencer al Caos es ser flexibles, usar todo lo que tenemos a mano. Los cultistas de Tzeentch, aunque peligrosos, tienen el poder y el conocimiento necesario para darnos una ventaja real. Si no los utilizamos, estamos perdiendo una oportunidad."
Kuro, después de un largo momento de silencio, habló con la calma que siempre lo caracterizaba. "Ambas opciones son peligrosas. El Imperio nos ofrecería estabilidad, pero su camino es inflexible. Por otro lado, el poder de Tzeentch es tentador, pero el riesgo de caer en el Caos es demasiado alto. Sin embargo, debemos elegir el mal menor. La alianza con el Imperio es nuestra mejor opción, pero no podemos hacer esto solos. Necesitamos el apoyo de los cultistas, que aún pueden ser útiles... por ahora."
Los tres se miraron, conscientes de que la decisión que tomaran definiría el curso de la guerra y, quizás, de la humanidad misma. Con un suspiro, Kuro levantó la vista, decidido. "Llamaremos al Imperio, pero también buscaremos el apoyo de los cultistas de Tzeentch. Necesitamos de ambos: la fuerza del Imperio y el conocimiento de los cultistas. Si en algún momento se desvían del camino, los enfrentaremos como hemos hecho siempre."
Celestine asintió con cautela. "Si esto es lo que decides, entonces lo apoyaré. Pero debemos ser conscientes de que al tomar este camino, estamos caminando sobre una cuerda floja. Cualquier error podría llevarnos directamente al Caos."
Adamas sonrió, satisfecho con la decisión, aunque no dejó escapar una pizca de humor. "Unir el orden del Imperio y el caos de Tzeentch... ¡Qué combinación! Pero, ¿quién más podría hacerlo? Aunque... los cultistas no serán fáciles de manejar. Ya veremos."
Kuro lo miró, levantando una ceja. "No me hagas pensar en eso, Adamas."
Celestine, aliviada de que la decisión estuviera tomada, se acercó a Kuro y le puso una mano en el hombro. "Juntos superaremos todo esto, Kuro. Lo haremos, como siempre."
Antes de que pudieran seguir conversando, la puerta de la sala se abrió de golpe. Guilliman entró, su presencia imponente llenando la habitación. Todos se pusieron en pie inmediatamente, y el Primarca de los Ultramarines los observó con atención. Su mirada era firme, pero también llena de seriedad. El combate había terminado, pero la guerra contra el Caos no había hecho más que intensificarse.
"Estoy dispuesto a apoyarlos", dijo Guilliman con voz grave y solemne. "He conocido a muchos guerreros en mi vida, pero pocos con la determinación y el coraje que ustedes han demostrado. El Imperio está dispuesto a luchar junto a ustedes contra el Caos, pero debemos recordar que la victoria no será fácil. Los cultistas de Tzeentch que comentasteis pueden ser útiles, pero debemos vigilarlos si queréis aliaros con ellos no debemos confiar demasiado en ellos."
Kuro fue el primero en hablar, inclinándose ligeramente ante el Primarca. "Gracias, señor Guilliman. Sabemos que este no es un camino fácil, pero si debemos ganar, necesitamos de su poder y de su ejército. El Imperio es nuestra esperanza, y con su ayuda, podemos erradicar el Caos."
Guilliman asintió, reflexionando por un momento antes de responder. "El Imperio y ustedes han mostrado gran fortaleza. Lucharemos juntos. Pero recuerden, el precio de la victoria será alto. No perdamos de vista lo que estamos protegiendo: la humanidad."
Con el acuerdo establecido, la atmósfera en la sala se llenó de una renovada determinación. Sin embargo, Adamas, como siempre, no pudo evitar hacer un comentario para romper la tensión. "Vaya, parece que con un Primarca en la sala, no pueden dejar de mirarse el uno al otro", dijo con una sonrisa astuta. "¿No se cansan de mirarse, Kuro, Celestine?"
Ambos se sonrojaron al instante, mirando a Adamas con incredulidad. "¡Viejo verde!" exclamaron al unísono, ambos a la vez, tratando de ocultar sus sonrojos.
Adamas se echó a reír, disfrutando de la incomodidad de los dos. "¡Vaya, no hay forma de que oculten lo evidente! Aunque... bueno, ya saben, ¡todo en su tiempo!"
Celestine frunció el ceño, pero no pudo evitar una ligera sonrisa. "Siempre eres un dolor de cabeza, Adamas."
Kuro, visiblemente incómodo, añadió: "Cállate ya, viejo. Tenemos trabajo que hacer."
Con la broma fuera del camino, todos se centraron nuevamente en la misión que tenían por delante. La alianza con el Imperio se había sellado, y aunque los cultistas de Tzeentch serían un aliado complicado, era la única oportunidad real para ganar la guerra contra el Caos. El futuro era incierto, pero con Guilliman a su lado y el conocimiento de los cultistas a su disposición, se prepararon para la batalla que definiría el destino del Imperio y la galaxia misma.
Juntos, con un propósito renovado, se adentraron en la oscuridad, sabiendo que cualquier paso en falso podría ser fatal, pero confiando en que, unidos, podrían enfrentarse a todo lo que el Caos les arrojaría.
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Un ghoul en Warhammer 40000
FanfictionNuestro Kuro sera transportado de manera espontanea al universo de warhammer 40000 lo que no se podía esperar es que el es perfecto para este lugar