En la penumbra de la sala repleta de carne humana, Kuro activó el comunicador que Guilliman le había entregado en secreto. El sonido metálico al encenderse resonó en la quietud de la habitación, marcando el inicio de una conversación crítica. La tensión era palpable mientras Kuro esperaba la respuesta, cada segundo parecía una eternidad, y su mente calculaba cada palabra que debía decir con precisión milimétrica.
Finalmente, la voz de Guilliman, resonante y autoritaria, llenó la habitación. "Kuro, ¿qué necesitas?"
Kuro inspiró profundamente, preparando su mente para lo que debía discutir. "Señor Guilliman", comenzó con voz calmada pero firme, "hemos decidido proceder con nuestra alianza con los cultistas de Tzeentch. Sin embargo, soy consciente de los riesgos inherentes a esta decisión. En caso de que cualquier traición o intento de sabotaje se materialice, necesitamos estar preparados."
Hubo un breve silencio al otro lado de la línea, y luego la respuesta de Guilliman fue clara y decidida. "Estoy al tanto de los riesgos, Kuro. No tengo ninguna intención de permitir que los cultistas o los seguidores del Caos jueguen con nuestra voluntad. Si cualquiera de ellos muestra el más mínimo signo de traición, los erradicaremos sin dudar."
Kuro asintió, sintiendo la gravedad de las palabras de Guilliman. "¿Qué tan lejos está dispuesto a llegar el Imperio si los cultistas se desvían del camino?", preguntó, su tono impasible, pero con un destello de incertidumbre en su voz. "Si llegamos al punto de no retorno, ¿qué fuerzas estarían dispuestas a movilizar para erradicarlos por completo?"
La respuesta de Guilliman fue fría y resuelta, como el acero de una espada. "Si los cultistas o cualquier otro seguidor del Caos se apartan de lo pactado, no habrá misericordia. El Imperio tiene recursos más que suficientes para eliminar cualquier amenaza. Estoy dispuesto a movilizar un ejército completo, desde las fuerzas más élites de los Ultramarines hasta el respaldo de los Caballeros Imperiales y las flotas de asalto del Adeptus Mechanicus. Además, pondremos en marcha los protocolos de exterminio total: refuerzos planetarios, aniquilación orbital y ataques psíquicos devastadores. Nada quedará en pie."
El tono de Guilliman no dejó lugar a dudas: la lealtad debía ser inquebrantable. Kuro reflexionó por un momento, evaluando las palabras del Primarca. "Eso nos da una poderosa ventaja, señor Guilliman", dijo finalmente, su voz más firme. "Con esa fuerza, podremos mantener a los cultistas bajo control, y si se desvían, tendremos la capacidad de aniquilarlos sin que puedan hacer frente."
"Exacto", afirmó Guilliman, su tono sin vacilaciones. "Pero recuerda, Kuro, que la mejor defensa es la vigilancia constante. No podemos permitir que la ambición o la corrupción del Caos nos lleve por el mal camino. Mantente alerta, y asegúrate de que todos en tu equipo estén igualmente preparados. Si algún miembro de esa alianza muestra signos de deslealtad, no dudaremos en actuar."
Kuro guardó silencio un momento, sabiendo que, aunque la alianza era una jugada peligrosa, el Imperio estaba listo para respaldarlos con toda su fuerza si la situación lo exigía. "Entendido, señor Guilliman. Estaremos preparados para todas las contingencias. Le informaré de inmediato si hay algo fuera de lugar."
"Buena suerte, Kuro", respondió Guilliman. "La victoria no será fácil, pero sé que la alcanzaremos si mantenemos nuestra determinación. Juntos prevaleceremos, y el Caos no tendrá cabida en el futuro que debemos forjar."
La comunicación se cortó abruptamente, y Kuro guardó el comunicador con cuidado. En la oscuridad de la sala de la carne humana, donde el aire estaba cargado de tensión, las palabras de Guilliman resonaron en su mente. El Imperio estaba dispuesto a movilizarse con todo su poder si los cultistas traicionaban la alianza. Era un respaldo imponente, pero también un recordatorio de lo que estaba en juego.
Con la promesa de que el Imperio no dudaría en erradicar cualquier amenaza, Kuro se preparó para lo que venía. Sabía que la cooperación con los seguidores de Tzeentch podría ser un arma de doble filo, pero estaba decidido a llevar adelante la misión, siempre consciente de la sombra de la traición que podría cernirse en cualquier momento.
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Un ghoul en Warhammer 40000
FanfictionNuestro Kuro sera transportado de manera espontanea al universo de warhammer 40000 lo que no se podía esperar es que el es perfecto para este lugar