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Park Jimin aceleró el paso hasta las escaleras y, al bajar la mirada, el grupo de guardianes bajo su mando dirigió sus ojos hacia él y se inclinó en una reverencia. Cien vampiras impuras se arrodillaron, colocando una mano sobre el pecho en un gesto de respeto. El de sangre mixta soltó un suspiro al observar a su doncella personal.

—Sé que es tarde en la noche, pero nuestro hogar está siendo atacado; siete de sus compañeras han caído defendiendo este lugar, lo que indica que no enfrentamos a un enemigo cualquiera. Esta noche debemos estar alertas—anunció Irene, clavando su mirada en cada una de sus doncellas—Ustedes no son meras guardianas.

—Sí, señora—afirmaron todas al unísono y contemplaron a Park Jimin, alzando sus manos hasta colocarlas sobre la frente.

—Siento que esta noche no podré dormir bien.Es peligroso.

—Amo, le recomiendo que esta noche descanse en el ático. Daré instrucciones a las doncellas para que lo acondicionen, ya que es bien sabido que es el último lugar donde llegaría el cazador. Así, desde el primer hasta el tercer piso, estará bajo la custodia de las vigilantes.

—Entendido.

—A partir de ahora, ninguna doncella de la casa podrá salir, excepto las vigilantes. Comenzaré a nombrarlas una por una—dijo Irene, frunciendo el ceño mientras su mirada recorría a todos los sirvientes presentes. De pronto, se percató de una ausencia y recontó rápidamente—¿Quién falta? ¿Por qué hay solo 299?

Los presentes se contemplaron entre ellos para contarse.

—Daehyun no está— comentó una de las ayudantes de cocina, levantando la mano para llamar la atención.

—¿Qué?

La doncella frunció los labios, deslizando su mano por la frente al percatarse de que su hermana podría meterse en problemas.


Dahyun saltaba felizmente por el pasto del bosque con un canasto, sabiendo que las cocineras necesitaban hongos para la sopa de verduras. Se ofreció a buscarlos y, al encontrar unos grandes y hermosos, comenzó a recolectarlos alrededor de un árbol. Una amplia sonrisa adornó su rostro al pensar en lo útil que sería. Desde la partida de Taehyung, se sentía sola en el castillo y buscaba hacer amistades, aunque no siempre era fácil, ya que la veían extraña por su forma de ser.

Se oyó un disparo en la distancia, e Irene, que corría hacia el bosque, se detuvo bruscamente. Su respiración se aceleró y su carrera se intensificó. Hacía tiempo que había olvidado cómo latía su corazón, pero en ese momento podía oírlo, resonando en todo su ser. Entonces, su peor miedo se materializó: allí, sobre el césped, su hermana yacía agonizante, desangrándose sin poder moverse. La hermana mayor soltó un grito desgarrador y corrió hacia la menor, tomándola en sus brazos.

Dahyun tosió sangre y observó su vientre; su cuerpo se sentía caliente y sin dolor, pero comenzaba a sentirse débil.

—No puedo cicatrizar—susurró con voz tenue—,dile a las chicas de la cocina que conseguí los hongos.

Irene frunció el ceño al tomar los hongos y los arrojó a un lado.

—¿Es eso lo único que importa ahora?—exclamó, mirando a su alrededor; sin embargo, no lograba oír ningún ruido ni respiración además de los de su hermana—. Tonta... ¿Por qué no te sanas? ¡Sánate!—gritó entre lágrimas, colocando su mano sobre el vientre intentando detener la hemorragia. Comenzó a quitar la ropa de su hermana hasta que desabotonó la camisa, observando cómo la herida permanecía abierta y la piel alrededor se oscurecía, las venas se tornaban negras como si un veneno se esparciera—No... no a ti.

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⏰ Última actualización: 4 hours ago ⏰

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