Pasaron los meses y el día de la boda llegó. Habían encontrado un lindo salón de fiestas que parecía sacado de un cuento de hadas.
Había rosas enormes y maravillosas en las mesas. Y la pequeña fiesta después de la ceremonia empezaba. Río llevaba un vestido negro y Agatha uno blanco.
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Se veían felices. Habían planeado un pequeño baile en pareja con una linda canción de fondo. Llegó el momento de lucirse en la pista de baile.
Río entró del lado izquierdo y Agatha del derecho. Las luces se enfocaron en ellas. Sus espaldas se tocaron un segundo y luego dieron la vuelta. Río tomó la mano de Agatha y la giró en la pista de baile. Ahora estaban de frente. Ambas sonrieron y luego comenzaron a bailar un vals.
Las miradas estaban sobre ellas. Se veían adorables y muy enamoradas.
Elena aplaudía feliz a sus madres. Estaba atenta en primera fila.
Las chicas dieron otra vuelta quedando sus manos cruzadas y siguieron moviéndose hasta que la pista de la música llevaba a su fin en una pequeña cargada que hizo Río. Terminaron con un corto beso en los labios
Río bajó a Agatha y fueron a cortar su pastel de bodas.
Posaron con su pequeña hija en las fotos y se pusieron de acuerdo para embarrar a la pequeña de pastel. Río metió el dedo en el glaseado y Agatha hizo lo mismo. Llenando la nariz y mejilla de Elena de crema pastelera.
La pequeña comenzó a reírse. Se separaría de sus madres 3 días. Mientras ellas iban a su luna de miel.
―Cuídate mucho, mi amor. Come todas tus verduras con tía Lilia. -Pidió Agatha
La pequeña asintió
Lilia sintió un sudor frío y divago en su mente
―Río no... ¡No entres! . -Pidió la mujer con la voz sobresaltada
Río ignoró la recomendación y Agatha se quedó pensativa... ¿A dónde no debía entrar Rio?
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Río observaba a Agatha a contra luz... Las pequeñas velas aromáticas y la luz de la Luna se filtraba por la ventana. Aún conservaba el peinado del la ceremonia. Tenía caireles hermosos sobre sus hombros. La miraba atenta y enamorada, quería grabar ese recuerdo muy en el fondo de su mente.
―Deja de mirarme así. - Susurró Agatha.
―Mi amor toda la vida te veré de esta manera. -Se acercó a ella. Agatha estaba sentada en la cama. Soltó una sonrisa nerviosa Río se metió bajo su vestido y con manos hábiles le sacó el ligero .
Sonrió victoriosa y se acomodó en la cama desabrochando cada uno de los botones de la espalda de Agatha.
―No tienes por que ponerte nerviosa -Susurró Río antes de besar su cuello. ―Seré gentil, mi cielo. -Prometió antes de ayudarla a sacar los brazos del vestido. Agatha tenía medio cuerpo fuera de la tela. Llevaba un sostén blanco con encaje y una diminuta piedrita de adorno.
Río pasó sus manos sobre la tela del mismo.
―Dios... Te ves tan hermosa. - Susurró antes de apretarle el pecho.
Agatha sintió las mejillas enrojecer. Generalmente Río era un poco brusca y rápida, pero ahora se estaba tomando el tiempo de admirar toda su belleza y defectos.
Dejó pequeños besos en su escote descubierto y le dio play a una lista de reproducción especial para la noche
―Quiero que sea mágico
Agatha capturó los labios de Río en un beso. Ya no tenía más paciencia
―No necesito que seas gentil...No me trates como si fuera a romperme - Dijo entre besos. Y salió ella misma de su vestido. Agatha jaló el cierre del vestido de Río. Admiro la bronceada piel de su espalda y solo la acarició un segundo.
El vestido cayó a sus pies y Agatha le acarició la fina cintura a Río.
―Amo que tú estés más enamorada de mi que yo de ti. Así sé que no sólo coges conmigo. Tu me haces el amor cada que puedes.
Río sonrió y después mordió sus labios.
Agatha besó su cuello y recorrió sus manos por sus largas piernas. La acercó a la cama y la inclinó un poco... Su traviesa mano apartó su ropa interior y comenzó a mover sus dedos mágicos
Río soltaba pequeños gemidos.
El juego previo estaba siendo muy estimulante
―Por favor, mami... Quiero que me sostengas. - Dijo Río
Agatha sacó las manos de Río y la hizo sentarse a horcajadas sobre ella. Le desapareció el sostén con magia y comenzó a moverla en sus piernas... Los glúteos de Río pegaban con fuerza en las piernas de Agatha mientras ella succiona sus pezones duros
Río la rodeaba con las piernas Agatha se dejó caer en la cama. Tenía todo el peso de Río encima
―Dime cuanto te gusto. - Dijo Río excitada
Agatha se lamió los labios
―Mucho... Muchismo
Río se movió contra ella
Agatha la tomó de los glúteos... apretando sus glúteos con las uñas
―Carajo Río... -Agatha ya no podía pensar
Río le dió un beso en los labios, uno ardiente y necesitado. Agatha apenas podía respirar... sentía la lengua de Río explorarla.
Río se acomodó mejor sobre la pelvis de Agatha... A estas alturas sus bragas de ambas habían desaparecido con magia
La miró con lujuria y siguió moviéndose
La noche de bodas apenas iniciaba y ellas ya estaban llegando al orgasmo.