"En la penumbra danza una sombra,
mujer de seducción y misterio,
con ojos azules como el océano,
que atrapan el alma en su imperio.Su risa es melodía pura, una sinfonía que te arrulla.
Bajo la luna, su piel resplandece,
Me toma la mano y siento que el amor florece.En su mirada, un océano profundo,
donde naufragan los sueños perdidos,sin rumbo
Y en su abrazo, el amor se vuelve eterno
Somos dos corazones contra el mundo.Así, en una bella danza están la vida y la muerte,
Su sensualidad se hace presente
Eres mi musa, la dama de mis sueños
La eternidad a tu lado es mi deseo. "Recitó Río en el cumpleaños de Agatha. Otro año juntas.
―No conocía tu lado poeta. -Dijo Agatha sonriendo.
―Tengo muchos talentos.- dijo Río antes de aparecer una Rosa frente a ella. Era blanca y hermosa. ―Feliz vuelta al sol.
Agatha la tomó y le pegó a su nariz. Río le dio un profundo y respetuoso beso en los labios.
―Mami. ¡Feliz cumpleaños! – Gritó la pequeña Elena corriendo a abrazarla. Río sintió una pequeña pizca de celos hasta hace un rato tenía toda la atención de Agatha.
―Mis dos chicas son maravillosas. -dijo Agatha alegre. ―Gracias por no olvidarlo.
Más tarde llegó Nicholas con una botella de vino y unos chocolates iba acompañado de Teen.
―Agatha es muy grato volver a verte. – Mencionó Teen mientras estiraba los brazos para abrazarla.―Pero mira que grande estas ya no eres un adolescente.
―Bueno tu sigues igual de joven. – Dijo el muchacho. ―Parece que no ha pasado ni una semana de diferencia.
Río se había encargado de preservar la vida de Agatha. Era su mujer, le había dado una hija era lo menos que podía hacer
―¡Nicky!, Gracias por los obsequios. – Le dio un beso en la mejilla y lo abrazó con fuerza. Ya no se veían tanto como antes, pero se apreciaban mucho.
―Gracias por todo lo que has hecho por mi mamá. Casi nunca lo digo pero eres una buena madre.
Agatha sentia que lloraría
A medida que el día se desvanecía, Agatha se acurrucaba junto a Río, su fiel compañera. Juntas, se abrazaban, sintiendo el calor de la otra. La calma que las rodeaba era perfecta, y en esos momentos, el mundo se sentía en paz.
Las estrellas comenzaban a brillar, y Agatha compartía con Río anécdotas de Elena en su nueva escuela. Río con su mirada comprensiva, parecía entender cada palabra.
En ese abrazo nocturno, sentían que el amor los envolvía como un cálido manto. Sabían que, pasara lo que pasara, siempre estarían juntas, compartiendo la felicidad de su unión y la magia.
Así, mientras el viento cantaba suavemente entre las hojas, Agatha y Río dormían abrazadas, felices en su pequeño mundo.
Fin.

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Reinicio
Fiksi PenggemarAgatha Harkness y Rio Vidal superan el sendero de las brujas y tienen un reinicio agradable. ¡Las segundas oportunidades existen!